El Rey se va, pero no es por
recorte de la empresa pública, parece que el puesto lo vuelven a dar a dedo y
como le han visto las orejas al lobo tras los resultados de las últimas elecciones,
con los ideales que se acercan, han preferido atar el futuro constitucional de
la corona. Vamos, que sigue el pacto por el que los que se llaman de izquierda
y republicanos, dejan de serlo, diciendo que son fieles al pacto que apoyaron,
aunque como han demostrado durante los diferentes mandatos de las diferentes
fuerzas políticas, a quienes no han apoyado y a quienes no nos han sido fiel,
han sido a nosotros, los ciudadanos.
La constitución sólo se modifica
por conveniencia de los que tengan mayorías absolutas, de hecho, se ha
modificado cuando acordaron que se debía pagar la deuda pública antes que
atender las necesidades de los ciudadanos, aunque se empeore la sanidad, la
educación, etc. Porque lo que hicieron en 2011 el PP y PSOE, reformando el
Articulo 135 de la Constitución para dar prioridad
absoluta al pago de la deuda pública, es una canallada y una
desconsideración hacia la situación económica de las familias de este país.
A mi el Rey no me ha venido a
resolver mis problemas como creo que no ha ido a resolverle los problemas de
nadie, sino que por el contrario se ha llevado chupando 39 años del erario
público, él y sus descendientes, ¿por qué, para qué? y ahora la nueva
imposición del hijo, su esposa e hijas, ¿hasta cuándo? No tengo conocimientos
suficientes ni tendencia clara como para considerarme republicano, prefiero
sentirme desclasificado y lo más libre posible, pero no me gusta que me
impongan las cosas, eso si, tengo algo de personalidad y algún criterio propio.
Creo que yo como ciudadano debería conocer perfectamente y por adelantado la
agenda y obligaciones de cualquier servidor del pueblo, pues tras treinta y
nueve años de reinado de D. Juan Carlos I, no he sabido a qué se dedicaba o en
que se metía, a menos que matara un elefante, se partiera una cadera o le
operaran.
Tengo muy mala memoria y no
recuerdo como me ha ayudado como ciudadano, personalmente, aunque algunas
tertulias si me han refrescado que el Rey llegó sin recursos económicos y más
recientemente figuraba en ciertas publicaciones como una de las personas más
ricas del mundo. No he entendido nada de nada, lo siento, pero no ha sido una
persona tan especial en mi vida, como parece serla en la vida de muchos
expresidentes del gobierno y periodistas a los que la amistad con el monarca
les ha debido reportar bastos beneficios. Estos mismos, en clara reverencia
pública vociferan proclamando a los cuatro vientos las excelencias de la labor
y de la persona del Rey.
Cualquier persona se merece
respeto y el Rey también, no debe ser una persona para cebarse con él, por supuesto
que no, pero hubiera sido más elegante que se aprobara en referéndum, que no se
hubiera lucrado, que no nos imponga a su hijo y que los dirigentes no hubieran
alimentado una constitución machista. Hay una hija mayor, Elena, que en todo
caso debería ser la legitima sucesora en la corona, en el caso de que los
españoles quisieran seguir manteniendo la institución monárquica. Los
dirigentes hacen esto y se llevan toda la vida tratando de defender lo contrario,
¿esto cómo se digiere?
Hemos convertido la vida en una
obra de teatro, con un guión que no siempre es atractivo, ni interesante.
Podríamos decir que es una farsa, como dice mi amiga Rocío.
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