Hoy el tema es el aforamiento, la
puerta trasera de la justicia y el desagüe de la responsabilidad. Una forma de
eludir la justicia, al menos, en los términos de igualdad en los que la
tendríamos que acatar el resto de los mortales.
Cuando el resto del mundo
occidental, por norma, sólo afora a su presidente y en muchos casos no hay
nadie aforado; España afora o preserva de la justicia directa a más de diez mil
personas de la vida pública. Estas son lecciones de moral, ética, democracia e
igualdad; ya lo dijo su majestad en su último mensaje al pueblo: “en un Estado
de derecho, todos somos iguales ante la ley y la justicia es igual para todos”;
ja, ja y ja.
Cuando yo estudiaba, tenía un
libro de la asignatura de inglés, que curiosamente ya vaticinaba lo que
sucedería cuarenta años más tarde. El titulo de aquel libro de inglés era:
Spain is different, ¡que razón tenía!, cada día me doy cuenta de que en esta
España, destrozada internamente por el juego del poder, del tu más y de a ver
quien defalca, oculta o transfiere a algún paraíso fiscal o cuenta en Suiza más
dinero negro; la corrupción ha cogido tales revoluciones y se ha extendido
tanto, que me temo esto no tenga arreglo o vuelta atrás.
En otros países cuando se detecta
que un político no ha obrado correctamente, aunque nos refiramos a haber
copiado en un examen cuando estudiaba o haber usado dinero público para comprar
cualquier tontería, digo tontería por el ridículo importe del pago efectuado,
dimite inmediatamente. Hay otra moral, otra vergüenza y dimite, un verbo que es
desconocido para la gran mayoría de nuestros políticos, que dicen estar en
política cuando en lo privado ganarían mucho más, pero ninguno se marcha aunque
se le ponga la cara colorada. Muchos de ellos son profesionales del escaño y no
lo sueltan ni para ir a los servicios, pero lo más lamentable es que en un
medio de corruptos nadie articula una ley que termine con ello, pues ¿cómo van
a poner fin al agujero económico que a su favor han dejado abierto?
En España sucede algo diferente,
por eso es diferente, muchos cargos públicos siguen ostentando su cargo aunque
se encuentren imputados en varios casos turbios o se hayan quitado de en medio
unos millones de euros, ¡aquí no pasa nada!
Y ya en materia de aforamiento,
lo último es la diligencia con la que están tratando de acomodarlo todo para
que el exrey y la exreina, queden aforados o preservados de poder ser pedidos
cuentas de posibles malas actuaciones del pasado; claro, aunque el mismo exrey
proclamara en su mensaje televisivo lo de la igualdad ante la justicia, etc. Si
este país es rarito, que a los exreyes se les mantiene el titulo de reyes; ¿qué
tenemos un país con dos reyes y dos reinas?
Los aforados tienen que ser juzgados
por el Tribunal Supremo, cuyos jueces, son puestos a dedo por los partidos
políticos del centro, rendidos a Europa y sus políticas dicho de paso; que
manejan a su antojo y a los que le dictan los indultos que se han de conceder o
contra quienes se puede proceder y contra quienes no. Este sistema dedocrático
es parte de la democracia que han inventado todos aquellos con capacidad para
legislar, desde que murió Franco y que es un traje a medida de sus necesidades
y tropelías.
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