Lo que me importa es vivir
haciendo lo que me gusta, ser quien soy, no lo que otros han querido que sea;
quiénes son ellos para pisotear mi libertad de ser quien yo quiera o tener la
potestad de vivir como he decidido vivir: libre, realizado y no manipulado por
los miedos.
Quiénes van a venir a darme
lecciones, dónde están situados, qué han realizado ellos, a dónde han llegado
que les hace sentir poseedores de la verdad como para que vengan a decirme qué
es mejor, ¡déjenme que me equivoque o acierte, déjenme que sea yo!, si el final
es el mismo de qué estamos hablando.
Me pasa a mí y les pasan a
ustedes, todos pasamos por experiencias similares y todos solemos incurrir en
desgastes parecidos. Vamos a intentar meternos menos en las vidas de los demás,
vamos a respetarles y a motivarles para que no dejen de buscar sus caminos,
para que se interesen por ellos mismos y hagan profundas reflexiones, que les
lleven a ocupar su sitio y se desarrollen. Todos tenemos derecho al acierto o
al fracaso como medio de aprendizaje de nuestras experiencias.
Estoy propugnando el lado natural
del ser que somos, aunque algunos interpreten que es salvajismo, intolerancia o
suposiciones de ese estilo. Hablo del derecho a vivir pleno, del atrevimiento a
ser como somos, sin imposiciones y transparentes, haciéndonos unos con la vida,
solo viviendo, solo gozo, felicidad, apertura, contacto con los demás,
expresiones de amor, gente buena y positiva, seres que se sientan libres y sin
miedos, es esta toda una aspiración a vivir en paz.
Somos guerreros apaciguados por
la domesticación y los miedos, pero somos incansables perseguidores de los fines
que nos gustan y nos proponemos. Por esto, debemos descubrir principalmente nuestra
programación, para verla y ponerla a nuestro servicio, no al contrario, como
hasta ahora ha sido que estábamos a su total disposición, ella mandaba o bien
otros a través de ella y nosotros obedecíamos. Hay que someterla desde la
comprensión de lo que está pasando, no desde la imposición.
Muchos dirán que ese no es el
camino, que lo que haces no es normal y cuanto más te lo digan más autentico
estás siendo. Todos disparamos alegremente y a muchos les habremos desviado de
sus caminos, igualmente habrán hecho con nosotros, así que ya es hora de
retornar cada cual al suyo. Una ayuda es la menor distracción y la mayor atención
hacia uno mismo, ver y analizar como estamos funcionando, quién es el que hace
las cosas a través de nosotros, la programación lleva tantos años actuando que
es como una segunda piel, lo que hace que creamos que también es parte de
nosotros.
Todos hemos sido sometidos por
normas externas a nosotros, dichas reglas propugnan valores tóxicos que dan
como resultado sociedades infectadas, personas enfermas y vidas desperdiciadas.
Esto hace que el hombre actual necesite un cambio de vida y lo que es posible,
es que cada cual gire la suya cuando se vaya dando cuenta de que el precio que
todos pagamos es la vida. Las calles están llenas de muertos vivientes que no
sienten la felicidad en sus vidas, es por eso que ya están muertos y se hace
necesario retomar el camino de la sonrisa, del placer de vivir, de amar y
relacionarse, retornar al mundo creativo que nos permita expresarnos. No hay que
perder más tiempo, debemos comenzar a vivir ya.
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