Domingo 25 de Mayo, votaciones a
las europeas, los colegios abiertos en domingo, la gente andando de un lado
para otro, danzando de una mesa a otra, buscando el lugar donde se encuentra la
suya, donde ha de echar su sobre con su papeleta. Los pasillos, lleno de gente,
pequeñas tertulias políticas en petit comité, entre conocidos que se
encuentran; apoderados de los diferentes partidos dando vuelta de una sala a
otra, de una mesa a otra, de una cabina a otra.
Gente conocida, vecinos, amigos,
que vuelves a ver, de los que sientes alegría de saludarles, de abrazarles,
besarles. Hasta en un día como este se fomenta la amistad al margen de los
colores que sienta cada uno. Ya no puedo seguir resistiéndome y me lanzo,
porque la vida es tan maravillosa, tan misteriosa unas veces, tan mágica, tan
enriquecedora, tan hermosa, tan plena y sabia.
Escribir es para el que lo lee,
este momento se está dando y alguien lo leerá, puede que algo se esté
comunicando, esté siendo compartido, quién lo sabe. Pulso una y otra vez las
teclas de mi ordenador, miro la pantalla y a los dedos mientras pulsan las
teclas. Algo se va escribiendo o completando, me dejo ir, ya no me cuestiono o
freno, traspaso el papel, en este caso la pantalla y te abrazo, te digo que te
quiero, que todos merecemos vivir, que todos merecemos abrazarnos, ser felices,
que no hay nada más importante, que no somos muchos sino uno. Todos somos lo
mismo, solo corazón, solo amor, solo vida, solo quietud y algunos creerán que
estoy loco, pero de dentro sale esto, no hay otra cosa, es lo que es y yo no
soy nadie para filtrar nada, para sustituir lo auténtico, porque yo solo soy
una creencia de una forma y un personaje. Eso solo lo soy en una frecuencia, en
otra soy la calma más absoluta no fabricada, no adulterada, no pensada, porque
lo que es no necesita ser interpretado, pensado o creado.
Hay que leer hasta el final
porque lo que comienza con una idea, puede llegar a ser algo totalmente
diferente, sobre todo cuando te vences, en el buen sentido de la palabra.
Cuando no interfieres, dejándote ir o llevar por la voz interior, por lo que
estás sintiendo y vas dejando que los renglones se vayan completando. Hilar
fino, impecabilidad, serenidad, actitud adecuada, camino con corazón, todo ello
es lo mismo es el no hacer nada.
No hacer nada es hacer todo sin
meter la cabeza, disfrutando, sin rallarse como dicen los modernos, sin que
pese lo que se hace; pues la actitud es lo que cuenta. No hay intención, no hay
prejuicios, solo hay el hacer lo que se está haciendo sin que yo haga nada.
Esta es la paranoia de un día de elecciones, que esperamos nos traigan muchas
cosas los reyes, esta noche. Es el sueño por la justicia, por la libertad, por
la inteligencia, por la unidad, por el amor entre todos los seres que
conformamos la humanidad; porque no hay otro camino ni otro destino.
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