De nuevo estamos en el último día
del año, que cada cual se pregunte si le ha merecido la pena, si hizo todo lo
que quiso hacer, si dedicó su tiempo a todo aquello que era importante para sí.
A partir de ahora muchos hacen planes como ya hicieron en años anteriores:
bajar de peso, dejar el tabaco, apuntarse al gimnasio, empezar a correr, ir a
clases de inglés, etc., no sé si habrá quienes se digan a sí mismos que deseen
ser mejores personas, creo que es también un gran propósito para el año que
viene.
Volvemos a voltear la última página
del calendario correspondiente al año 2018, aunque las directrices mundiales
siguen su marcha. Continúa la lucha por el poder mundial, siguen las amenazas
entre los poderosos, se repiten los falsos encuentros entre dirigentes que son
una amenaza para el resto del mundo y que se dan la mano delante de las cámaras
y los flashes. Por otro lado, hacen exhibiciones de sus potenciales militares,
bélicos y de destrucción masiva. Lanzan misiles que dicen son indetectables por
los paraguas antimisiles, o que llegan más lejos, o que viajan a una velocidad
mayor a la del sonido.
Un año más en el que la humanidad
no ha sido capaz de remediar el hambre en el mundo, la pobreza, las calamidades
de las guerras, los asesinatos inútiles, las muertes estériles por enfermedades
que se podían haber evitado porque hay remedios para zafarse de ellas. No
obstante, pudiendo librarse la humanidad de todo ello, los poderes monetarios
mundiales siguen permitiéndolo para vergüenza de todos, porque de algún modo
todos contribuimos a que esas miserables y vergonzosas situaciones se den en el
mundo. Todo eso ha ocurrido en 2018 y todos sabemos se van a repetir en 2019,
millones de personas van a tener que seguir padeciendo violencia, horror,
hambre y muerte porque los poderosos y todos nosotros con nuestro silencio, lo
consentimos. Nosotros somos responsables de nombrar o elegir a señores y
señoras miserables, prepotentes, arrogantes y despiadados que no dedican ni un
minuto de sus vidas a pensar en los demás. Sus cabezas están puestas al
servicio de los negocios, de la forma de perpetuarse en los cargos y en la manera
de agarrarse al sillón de alguna multinacional en cuanto las urnas les den un puntapié
en el trasero.
Como todos sabemos,
lamentablemente, se ha hecho famoso el dicho: El hombre es el único animal que
tropieza dos veces en la misma piedra. Así que volveremos a repetir curso una y
otra vez hasta agotar la paciencia del último habitante de la Tierra. Al
Planeta ya lo tenemos harto, solo hay que echar un vistazo a las reacciones tan
bárbaras que tiene: tsunamis, terremotos, inundaciones, corrimientos de tierra
que se tragan pueblos enteros, tornados, tifones, etc. No se puede estar
saqueando continuamente al Planeta. No se puede hacer de él un queso Gruyere,
perforado por todos lados, extrayendo cantidad de miles de toneladas, ¿nadie piensa
que cualquier cuerpo en equilibrio dentro de un sistema, por pura física, si su
peso se modifica, también cambia su centro de gravedad? Cuando a un cuerpo se
le cambia su centro de gravedad hace movimientos bruscos para procurar una
nueva posición que le sea estable. No todo vale, no se puede estar fastidiando
el suelo que nos sustenta porque nos iremos a la mierda, perdonen que haya sido
tan directo. No se puede originar un desequilibrio ambiental con las grandes
masas desforestadas, y las toneladas de vertidos tóxicos al aire, a la tierra y
a los mares. No se puede seguir fabricando de todo para inundar todos los
parajes posibles con materiales contaminantes e inservibles, ejemplo: los
plásticos, las carcasas de electrodomésticos, computadores, máquinas,
neumáticos, envases de todo tipo, etc. Y si entramos en el terreno de lo
nuclear, apagamos y nos vamos, inventan una tecnología que dejan unos residuos peligrosísimos
que nadie sabe qué hacer con ellos, al final se le paga un dinero al pueblo más
pobre de España y se le encasqueta un cementerio nuclear a las puertas de sus
casas para que sean ellos los primeros que mueran de cáncer. La historia de
España es así, ha sido en 2018 y continuará en 2019 que no nos quepa la menor
duda, ya me dirán qué clase de progreso es ese… al menos para la humanidad no
lo es, porque igual que sucede en España, sucede en otras partes del mundo,
sencillamente nos estamos cargando al Planeta y con él a todos sus habitantes;
lo que sucede es que los resultados no son inmediatos sino progresivos, cada
día hay más cáncer, cada día hay más enfermedades cardiacas, alérgicas,
pulmonares, y cada día la gente tiene necesidad de medicarse más. Vivimos en un
medio invadido por las señales radiofónicas, televisivas, telefónicas, ondas de
diferentes amplitudes y longitudes, que nadie nos asegura de sus repercusiones
a lo largo de los años, porque se frenaría la economía como la conocemos en estos
momentos. Algunos lo justifican diciendo que es progreso y que no se puede
frenar el mismo, yo me pregunto: a qué precio.