Cuarenta años de Constitución,
una hazaña para algunos, un homenaje a sus padres para otros, un conclave de
autoridades que no han sido capaces de erradicar el desempleo, la herramienta
prioritaria para la ciudadanía, es el bien más necesario para todos, desempeñar
unas tareas y tener una compensación económica para poder vivir, comer y pagar.
Mucha Constitución…, papel mojado cuando los poderosos han decidido saltársela,
sin consecuencias penales y con la desconsideración de no dimitir. Mucha
Constitución…, pero a su sombra o bajo su cobijo delinquir por todo el
territorio español y a toda la población nacional ha sido posible, corrupción a
todo tren. Mucha Constitución para proclamar que todos somos iguales ante la
ley, menos cuando saca los pies del plato alguien de la casa real, que entre
otras cosas se le dijo que era inviolable, a todos los demás si nos puede hacer
“tan vil acción”; ese es el todos somos igual ante la ley, según un artículo de
la carta magna, como han convenido denominarla los más cursis del reino. Con la
Constitución se ha dado la doctrina Botín para indultar antes que fuera
condenado a un banquero que estafó a Hacienda. Bajo la Constitución, la misma
que celebra esa gente vestida de largo, se hizo una amnistía que resultó anti
constitucional para arrodillarse ante los estafadores y defraudadores fiscales;
fue anti constitucional pero no sucedió nada, desembocó en el perdón de los
delincuentes del dinero y de los políticos delincuentes, hay que llamarles así,
porque el que se salta la ley es un infractor, y si beneficia a chorizos, digo
yo que es otro chorizo, ¿no? Al cobijo de la Constitución nos traicionaron los
que firmaron en contra del bienestar del pueblo, aquel art. 135 que aseguraba
el pago de la deuda pública por encima de cualquier otra necesidad que tuviera
la población española. También amparados en la Constitución y su no
independencia judicial se produjeron miles de casos de corrupción: Gürtel,
Púnica, EREs de Andalucía, Cursos de formación para parados, Tarjetas Black,
las preferentes, etc., y no pasa nada, los políticos pasan de refilón por la
cárcel, es un entrar y salir para volver a ocupar un cargo en la Administración
pública; o sea, que un delincuente de lo público, se incorpora de nuevo a
gestionar algo público… ¡es incomprensible!, pero sucede. La Constitución que
celebran todas esas autoridades da cabida a todo este despropósito.
Tenemos una ley electoral injusta,
donde no todos los votos valen lo mismo ni a todos los partidos políticos le
cuesta el mismo número de votos obtener un diputado; esto también tiene cabida,
de hecho es así elección tras elección. Tenemos una Constitución donde la
crisis creada por banqueros y políticos metidos a banqueros, nos supuso miles
de millones de euros de nuestros bolsillos y muchos miles de puestos de
trabajo, no se condenaron a los responsables incluidas las cabezas visibles del
Banco de España, los Ministros y su Presidente estaban a lo suyo, metiendo la
mano como mejor podían, en lugar de estar velando por el bienestar de las
personas… todo esto la Constitución, que tanto están celebrando, lo permitió y
muchos no quieren cambiarla, seguramente porque son del mismo palo, la falta de
honestidad les puede, así que están celebrando que tenemos una ley suprema que
da amparo a todos estos desmanes. Los políticos viejos cuando hablan de su “criatura”,
lo hacen como si fuera su tesoro, como si hubieran descubierto la solución para
el cáncer, pero los hechos dicen otra cosa, esta Constitución es mejorable y
necesita una inspección técnica, el edificio está en una situación crítica por
mucho que lo agasajen. La ley no puede ser que, en momentos complicados, solo
sea seria cuando dicta sanciones y amenazas contra las acciones ciudadanas (Ley
mordaza), al tiempo que abre una autopista de escape contra las autoridades que
se corrompen, hay mucho por hacer pero falta la voluntad política para hacerlo.
Los políticos no se atreven a radiografiarse, no son valientes, ninguno
reconoce que las duplicidades generan gastos innecesarios, y no lo hacen porque
las duplicidades aseguran miles de puestos de trabajo para los suyos, son sus
Empresas de Trabajo Temporal (E.T.T.) privadas. ¿Para qué queremos las
autonomías si no pueden contradecir la Constitución y, esta a su vez, se debe a
lo que dicte Europa?, todo está encorsetado, pero hay diecisiete gobiernos, cientos
de consejeros, cientos de asesores, etc., todo multiplicado por diecisiete,
miles de millones de euros dando vueltas, millones de euros que no se controlan,
millones de funcionarios que gozan del placer de tener una plaza de trabajo
para toda la vida, con jefes que pasan de todo, sin control drástico de su
producción y de las horas de absentismo de sus mesas, etc. Hay mucho de esto en
la Administración pública, piques de reloj justificando estar en el trabajo,
pero es tiempo que se emplea para repartir a los niños en los colegios, ir a
desayunar dos o tres veces, hacer la compra o perderse caminando por la ciudad.
Los que trabajan en la Administración pública y las empresas públicas lo saben,
saben que tiene compañeros y compañeras así, que se implican poco o nada y que
sus jefes lo ven como lo hacen ellos o ellas, pero nadie se mete en nada como
si el dinero que soltamos todos no doliera, como si no se estuviera malgastando…
¡es una vergüenza! Pues todo ocurre bajo esta magnífica Constitución.
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