Ayer fui a urgencias del hospital
Virgen del Rocío de Sevilla, acompañando a mi padre y… ¡oh, milagro!, tardamos
menos que ir a su médico de familia, como debe ser, aunque íbamos preparados
para permanecer allí, como saben, cuatro o cinco horas. No solo era el caso de
mi padre, pude observar que llamaban a personas para verles en la sala de
Triage, en seguida le volvían a llamar para que pasara a rayos, o sea, que todo
iba con una velocidad inusitada, a pesar del buen número de personas que nos congregábamos
en la sala de espera… ¿tendrían que ver las elecciones, que son hoy?, ¿habría
alguna orden política?, que para eso es el partido que más peso tiene en la
Junta de Andalucía, y si es así, por qué no puede funcionar del mismo modo el
resto del año, ¿acaso nos merecemos un servicio extraordinario de sanidad solo
en vísperas de las elecciones?
El servicio estaba optimizado en
todas las áreas, porque al principio nos dirigimos a admisión de urgencias de
traumatología, sin darnos cuenta de ello, y en unos diez minutos ya nos habían
llamado; pero cuando le contamos lo que pasaba, nos recomendaron ir a urgencias
del hospital general, donde de nuevo en unos diez minutos nos habían llamado,
atendido y prescrito lo que creyeron conveniente y a casa; menos tiempo que en
su ambulatorio, sin exagerar ni un ápice. ¿Designaron más médicos y enfermeros
por ser el día anterior a las elecciones y se pretendía no cabrear al
personal?, ¿se estaba haciendo un esfuerzo por demostrar que tenemos el mejor y
más excelente servicio sanitario de España?, ¿se estaba dando el mensaje
subliminal de a quién había que votar hoy?, ¿se jugaba a convencer a los ciegos
y a los tontos, que ya tendrían olvidadas las cuatro o cinco horas que se
pierden cada vez que se tiene la mala fortuna de tener que acudir a urgencias
del hospital? Mi padre llevaba dos meses con el dolor que nos hizo acudir ayer
y, precisamente, llevaba aguantando dos meses el dolor porque sabía y me decía:
“para qué vamos a ir, nos van a tener cuatro o cinco horas allí y me mandarán
algún calmante fuerte y nada más”. Se equivocó en el tiempo, solo en el tiempo
de espera, los calmantes potentes los recetaron… algo bueno ha tenido este
tiempo anterior a unas elecciones, además de que todos los políticos nos hayan
recordado “lo bueno que son todos”, así como todas las cosas buenas que dicen
van a hacer por nuestra felicidad y bienestar. Son todos magníficos, pero
ninguno ha renunciado a los dineros que van a entrar en las arcas de sus
partidos por número de diputados que obtengan. Todos quieren nuestros dineros,
ninguno se ruboriza cuando habla de que tal o cual son parásitos y ellos hacen
lo mismo cuando les toca hacerlo.
De nuevo hay pelea de pollos,
echaremos la papeleta, comenzará el recuento y la competición, se repartirán
los escaños como mejor deseen aparecer en la foto, seguirán existiendo las
limitaciones que marquen la ley nacional y la europea, el sistema seguirá
encorsetado, seguirá el circo parlamentario y en urgencias de los hospitales
volveremos a tener que esperar esas cuatro o cinco horas de rigor. ¡Feliz día
de la democracia secuestrada y aparente!
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