Cuando saco la nariz por la puerta de la cocina, mi cocina da al jardín, y son más de las 13 horas, parece que voy a adentrarme en el desierto, es mi sensación. Hace tanto calor que solo me faltaría ver algún camello o que al mirar lejos comenzase a distorsionarse la imagen por efecto del calor. No sé en qué temperatura estamos instalados, no la miro por si acaso me da un golpe de calor con solo hacerlo, pero hace unos días un termómetro que estaba hasta entonces en una pared de la entrada a la casa, cuya pared está a la sombra, tenía pintores y descolgaron el termómetro y se les olvidó sobre un banco que sí estaba a pleno sol, y cuando me vine a dar cuenta el termómetro había estallado, es verdad que solo podía marcar hasta 50 grados.
Es muy angustiosa la situación, el calor se ha venido de golpe, sufrimos un golpe de calor, el mapa no sale de rojo intenso, estamos continuamente en alerta roja, el desierto lo tenemos a un paso, la vegetación se va secando a la velocidad de la luz, y no se me ocurrió semanas atrás mejor idea que comprar una ducha de jardín, de estas modernas que las anuncian como ducha solar, pero ya me he enterado de lo que es una ducha de esas características. Tiene un deposito en el interior que con la temperatura ambiente se pone el agua a hervir, así que si se comete la torpeza de ponerla donde le da el sol... ¡cágate! No hay quien se duche, el agua con la llave abierta en posición de agua fría te cuece la parte del cuerpo que reciba el chorro de agua... ¡Valiente invento!, igual es formidable en Cantabria o Asturias, o en los Pirineos, pero en Andalucía pone una de estas duchas solares y tienes que esperar cinco minutos para poder ducharte y tienes que gastar cien litros de agua en cada ducha.
Y para más inri, en justa correspondencia con la inteligencia de los políticos y demás dirigentes mundiales, no se les ocurre mejor idea que traer la cumbre de la ONU, de la inútil Organización de la Naciones Unidas, a este desierto climatológico. Se van a acordar bien del paso por nuestra ciudad, pero para lo que sirven, les está bien empleado. Hay entes que se fundan para que haya otro lote de enchufados parasitando los presupuestos de los países del mundo, o sea, a la gente del mundo, a ciudadanos como usted o como yo, que pagamos impuestos para que además de todo lo que nos roban, dediquen un poco para asociaciones que no conocen ni sus padres, que no se sabe ni que hacen, ni donde residen, más allá del número de cuenta que recibe los dineros. Igual sucede con la ONU, y la gente lleva toda la vida siendo pobre, muy pobre, muriendo de hambre o bajo el fuego del prepotente país que se puede tomar la licencia de aniquilar al vecino y nadie dice nada, nadie protesta ni lo remedia. Naciones Unidas, pero para qué, y algunos de ellos con derecho a vetar todo lo que acuerden los demás que a ellos no les guste o no les vaya lo bien que ellos quisieran... ¡Todo muy democrático! A ver si os freís y quedáis como un tatuaje en el asfalto... ¡Mira que venir al desierto a reuniros!
Seguiremos...
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