Imagen: navasjoyeros.com
Si queremos que las cosas cambien, lo primero es que debemos cambiar cada uno de nosotros. Con el material humano actual no llegamos a donde se precisa para que se funcione de otro modo, para tener objetivos distintos, para ser menos egoístas, para que los demás tengan cabida, etc. Si los demás no están presentes, si no son actores de la misma película, si no forman parte del reparto, si se les ignora y se provoca que haya una parte de la humanidad que sufre, que no come, que no es feliz, ¿Cómo vamos a pretender vivir con respeto y en paz?
Los que no llegan a estar en el nivel social-económico adecuado y suficiente para llevar una vida digna, siempre estarán reclamando el trozo de pastel que nadie les sirve ni pone a su alcance. Tratarán de cogerlo en cuanto puedan por las buenas o por las malas, aunque demuestran ser demasiados dóciles, como nos sucede a casi todos ante la discriminación y la injusticia que hoy recorre el mundo entero. Somos pasivos, demasiado tranquilos y conformistas ante el abuso, ante el absurdo de que haya una minoría dictando las normas y las órdenes que todos debemos cumplir. Pasivos ante la corrupción y el robo de nuestros dineros y nuestros esfuerzos, porque pagamos nuestros impuestos, y esa minoría hace el mejor uso de ellos para su beneficio, no para el de todos nosotros.
Somos nosotros, todos, los que debemos cambiar y no sabemos hacerlo por nosotros mismos, o sucede un milagro, si es que existen, o hay que ir a por ello con nobleza y disposición. Solo conozco el método de trabajarse interiormente, que da como resultado la expansión de la conciencia, que quepan todos los demás en nuestras vidas, que nos importe lo que le suceda a los demás, que vivamos con respeto hacia los otros y hacia nosotros mismos. Que deseemos para ellos, lo mismo que deseamos para nosotros, que perdamos todo el carácter egoísta, y seamos capaces de llegar a amarles... ¡No sé de otra vía para alcanzar el punto de no retorno hacia la igualdad y la vida feliz para todos!
Sobran las palabras, casi todos hablamos demasiado, ahora toca trabajar, acercarse a un lugar y a unas personas que vayan en esa dirección, y con humildad y entrega, trabajar. Los resultados no se harán esperar, os lo aseguro, pero se ha de poner toda la carne en el asador.
Seguiremos...
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