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Hay poco que hacer, por no decir que no hay nada que hacer, hablo en materia de política y de gestionarnos honradamente, honestamente. No hay material humano adecuado para conseguir una sociedad justa, equilibrada, y donde cada euro recaudado como medida de contribución de todas las personas, vaya dirigido al fin para el que, en principio, se presupuesta. Como vemos, en esta legislatura y en las pasadas, apenas se le investiga un poco, o seriamente, no dejan de salir casos de corrupción, gente de los partidos y de los gobiernos, que se lo han llevado crudo, que se han enriquecido y que han sacado dinero a espuertas hacia paraísos fiscales de todas las latitudes del Planeta.
No tiene remedio, este quítate tú, que me pongo yo, que es la única lucha de partido, y entre partidos, que manifiestan los que están y los que aspiran a trincar el sillón de mando. Ahora, eso sí, tonterías todas las del mundo, tienen sus señorías, ahora quitando "De los Diputados". A partir de este momento, se llamará Congreso, no se sabe de qué, porque se niegan a seguir llamándole de los Diputados, en otra medida feminista absurda, que lo único que hace es torcer el lenguaje, la forma en que desde el principio de los tiempos se ha nombrado al conjunto, con el masculino plural, que ahora en estos tiempos es tachado de machista. Y no digamos cuando a la de PODEMOS se le ocurrió "la brillante idea" de hacer uso del nefasto e incorrecto término "niñes", Es que a esta gente no le va la olla, más bien la tiene perdida, divaga en lugar de trabajar seriamente por el bien de la población, y para lograr una gestión efectiva y eficiente, un país capaz de progresar y de ser lo más autosuficiente que le sea posible, depender lo mínimo de los dineros de terceros, y de generar la menor deuda pública, o ninguna.
No dan la talla, no sirven para gestionar lo público, no están a la altura, les falta humanidad en primer lugar, amor a sus semejantes, a su especie, a los demás seres vivos, a la Naturaleza, al medio ambiente en general. Hacen cosas en función de las presiones que ejercen los diferentes lobbies empresariales y de inversión. Se venden al dinero, les falta valentía para dirigir, para gobernar, para permitir una democracia real, que el pueblo decida en asuntos fundamentales que les compete y afecte. Han convertido todo esto en una forma de dictadura controlada por ellos, que llevan todo el día puesto el disfraz de demócratas, pero que de ningún modo ni esto es una democracia, ni ellos son demócratas. Pisotean la libertad de opinión, es más, la quieren controlar, no permiten que se difundan ideas y opiniones contrarias a su régimen. Hacen leyes en ese sentido, asustan y cohíben con exageradas sanciones y castigos a los que piensen diferentes a sus ideas mafiosas y corruptas, a los que les pongan en evidencia, a quienes les investiguen, y a quienes decidan abrir los ojos de la gente. Están a dos pasos de cargarse a los especialistas de los cuerpos de seguridad del Estado que investigan y denuncian la corrupción de los que gobiernan y demás satélites que orbitan a su alrededor, esa masa de mafiosos y corruptos necesarios para silenciar y llevar a cabo todas las tropelías que cometen los que se sienten con el poder en sus manos y en sus leyes.
Es necesaria la revolución de las personas, el cambio interior de todos, y muy especialmente, de todos los que aspiren a estar arriba y gobernar. Sin dicho cambio no hay nada que hacer, tendremos, una y otra vez, más de lo mismo: bonitas palabras que nos regalarán los oídos, que dirán lo que saben deseamos escuchar, pero tarde o temprano volverán a caer a la misma cloaca pestilente, nauseabunda y corrupta que todos los que gobernaron en este país han ido forjando. Las bases del sistema hay que cambiarlas para que se pueda jugar un partido diferente.
Seguiremos...
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