Imagen: gaceta.facmed.unam.mx
Ya que no somos lo suficientemente inteligentes como para repartir riquezas y bienestar, como para vivir en una sociedad en la que no sea necesario el dinero, que menos que todos y todas puedan trabajar en edad de hacerlo. Quizás la lucha primera de todo gobierno debiera ser orquestar un plan para que todos los ciudadanos puedan trabajar para obtener sus ingresos, a cambio de una entrega, esfuerzo y cooperación para lograr un mejor bienestar para la gente, solucionar sus problemas dando el mejor servicio, fabricando productos de la mejor calidad, y avanzando en todas las áreas de la vida y la tecnología.
Ya sé que no puedo separarme demasiado de esa visión, y hasta de ese sentir utópico que me ha acompañado toda la vida. Sí, soy un soñador, imagino otra forma de vivir, para mí es perfectamente posible por la causa que sea, no entro, me gusta y me facilita investigar, reflexionar, sobre aspectos y maneras de hacer las cosas, que otros ni lo intentan, ni creen en ello, o no se les pasa por sus cabezas. Me gusta ser así, aunque hay que estar preparado para resignarse y, a veces, hasta indignarse, porque pudiendo hacer las cosas mejor o, de un modo más favorable, los de arriba eligen la que mejor les va a ellos, por lo general, en total desconsideración hacia el resto de sus compatriotas.
Hace tiempo esbocé una sociedad sin dinero en mi libro: Felicidad Social, solo me atreví a eso, a dar unas pinceladas, a marcar unas directrices, hacer una composición de organización social en la que se pudiera vivir sin que el dinero exista, y para mí, repito, es totalmente posible. O debo ser el más tonto de este país, el más soñador, o el que cree más en otras capacidades del ser humano, que tal vez estén a medio desarrollar, ¡Quién sabe!
El dinero se ha convertido en el centro de la acción diaria de millones de personas, o porque deben trabajar para obtener ingresos, a cambio muchas veces de tratos injustos y abusos, o trabajan en lo que no les gustan, que ya es bastante desgracia pasarse toda una vida en labores que no son de tu agrado, que no te dicen nada, sometidos a normas que no compartes, a tratos, incluso, vejatorios, etc., y muchas veces sin estar dados de alta por todo el tiempo que se trabaja, o con salarios ridículos e insuficientes para vivir dignamente y cubrir los gastos básicos, como pagar facturas de luz, teléfono, agua, compras de alimentos saludables para llevar una alimentación variada y equilibrada, pudiendo hacer las tres comidas diarias, etc.
¿Cuándo suben los precios se tienen en cuenta los salarios de la gente, las condiciones en que viven, sus dificultades, etc.? Igual cuando los gobiernos suben los impuestos, cuando graban los ingresos de la gente corriente, porque como sabemos a los poderosos y chantajistas, no le sucede lo mismo, gozan de un trato de favor diferente. A ellos no se les graba con los mismos porcentajes, siempre media el chantaje de que cerrarán fabricas, las deslocalizarán, despedirán a cientos de trabajadores. Los empresarios poderosos se han acostumbrado a ganar mucho y a pagar poco, los gobiernos se lo han permitido, y no renuncian a ello.
Volviendo al tema central: trabajo para todos (Pleno empleo), vigilancia de las condiciones de trabajo, ajustes de los precios, combatir los abusos de todo tipo, también el fraude, y que todos contribuyan conforme a sus ingresos (los dineros que entren en una casa, y en las empresas), y que los porcentajes sean, al menos los mismos, o sea, si a un trabajador, de una forma u otra, le van a bailar casi el 50% de sus ingresos, que den igual trato a todos: empresas, empresarios, inversores, etc. Que no sea posible escaquearse por la puerta de al lado, y que la corrupción y el fraude se castiguen contundentemente, para que les quiten las ganas a los que tienen el vicio de robar o defraudar (que viene a ser lo mismo).
Seguiremos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario