Quiero compartir estos dos aspectos fuertes de mi vida personal, son dos elementos de los que me he privado muy poco tiempo a lo largo de mi vida, una vida que ya está casi en el séptimo piso, de este bloque que tiene 10 pisos de altura. Los perros son tan fascinantes..., podemos llegar a tener una conexión con ellos tan grande..., que cualquiera que nunca haya puesto un perro en su vida, es probable no pueda comprender... ¡dan tanto...! Ellos quieren estar cerca de nosotros, nos aceptan como su amos, se dejan educar, saben ser sumisos, nobles, buenos, muy buenos, solo les falta hablar y pedir qué queremos o esperamos de ellos, para complacernos. El que acuñó la frase de que el perro es el mejor amigo del hombre, estaba pero que muy en lo cierto, el perro es el que nunca te traicionará, con el que siempre podrás contar para hacer lo que quieras, para que te ayude emocionalmente, es un importante apoyo, mejor compañero y una fuente de amor, parece que infinita. Lo dan todo y más, no soy capaz de estar a su altura, mi perra Sanga se desvive por estar a unos metros de mí, por echarse a mi lado mientras escribo, ahora por ejemplo, está tumbada, relajada, en la colchoneta que le tengo junto a la mesa donde tengo el ordenador y escribo cada mañana. Ese ratito, ella lo pasa tumbada, escuchando la música relajante que siempre me acompaña cuando escribo, aparentemente dormida, pero en cuanto escucha el clic del interruptor de la regleta que alimenta eléctricamente el ordenador, se sienta y parece preguntar: ¿Ahora hacia donde nos vamos? Nunca te sientas sola o solo, siempre tienes la posibilidad de relacionarte con el mejor amigo del hombre, ¡pon un animal de estos en tu vida y no te arrepentirás! ¡No vuelvas a estar solo o sola!
La otra gran pasión, tras la del perro, son las motos, me gustan todos los modelos de todas las marcas, evidentemente unas más que otras, unos son más afines al uso o a mis necesidades, es lógico, a todos os debe suceder lo mismo, si no es en este asunto, lo es en la compra de un coche; cada uno trata de comprar con cabeza y de ajustar el vehículo a sus necesidades y gustos. Yo ya os digo si es por gusto, tendría una enorme nave con casi todas las motos que van saliendo y todas aquellas que pudiera restaurar de los modelos antiguos, aquellos que no podía dejar de mirar y admirar cuando solo era un niño. Recuerdo que cuando tenía doce, trece, catorce años, ya conocía casi todos los modelos de coches y motos de la época. Los conocidos habían comprado Bultacos frontera, Montesas Enduro, Ducatis Scrambler de 350 cc, Ossas Dessert, había mucha moto pequeña también, era frecuente ver los vespinos de Piaggio, las Vespas, las Mobylettes, las Derbis, etc. En los coches, eran habituales los seiscientos de SEAT, los ochocientos cincuenta de la misma marca, los 131, algunos 132, los 1430, los 124, incluso era posible ver los 1500 como taxi. Llegaron los minis, el mini 850, y posteriormente llegaron las versiones mini 1000, mini 1275 y mini 1275 GT, mucho más deportivos para culminar con el mini 1300 coupé... ¡Me chiflaban! Mi amigo José Antonio Valencia y yo solíamos dibujar modelos de motos, eran nuestros diseños, no había ordenadores ni programas de diseño como hay hoy en día, ¡Qué hubiera sido de nosotros y de esa afición que teníamos de haber tenido los medios actuales! El resto de mi experiencia motoril, si estáis interesado, buscáis en el blog, en fechas de hace, igual un par de años, no sé, algo así, la plasmé al completo en tres escritos, redacté toda mi vida motera hasta ese momento.
Lo cierto es, a mi parecer, que como todos nos hemos iniciado con las bicis, con esos artefactos de pedales y dos ruedas, hemos aprendido a ir sobre dos ruedas, hemos incorporado esa forma de desplazarnos desde nuestra más tierna infancia, y algo queda. Creo que debe ser esto, yo he sido toda mi vida, motero o motorista, no sé muy bien la diferencia, aunque si es cierto que hay una diferencia entre todos los que tenemos motos, hay unos que la usan solo y exclusivamente para ir al trabajo o hacer sus recados, y aquellos otros que además la usamos por placer cada vez que tenemos la oportunidad, quedamos con amigos y conocidos para hacer unas kilómetros, para sentir la libertad del aire dándonos en el cuerpo y en la cara. El placer de tomar curvas, de danzar con la carretera en un Vals maravilloso, casi mágico, en el que te conviertes uno con tu moto y la serpiente de asfalto, y sientes algo que me resulta indescriptible. ¡Me gustan las motos! Disfruto de la amistad sobre ruedas, de ir unas semanas a un destino y otras a otro, de las conversaciones por los intercomunicadores, es una experiencia muy completa que llena la vista, serena la cabeza, y amplía el corazón. Conduce con prudencia porque no estás solo, y si lo estuvieras es probable que también tuvieras que conducir como te digo, o te saldrías de la carretera. Conduce con moderación para que puedas conducir muchos años y tengas los menos percances posibles.
Para cerrar, solo puedo entonar un grito de libertad y amor: ¡Vivan los perros y las motos! La felicidad ya te viene por añadidura.
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