En esta ocasión nos citamos a las 9 h., y tengo que confesar que es de las pocas veces en cuatro años que llegué 2 minutos tarde. Justo en el momento que me disponía a arrancar la moto, ponerme la chaqueta, el casco, etc., los albañiles de la parcela de al lado me preguntan si están molestando, pues estaban demoliendo la caseta de perro del vecino, que está junto a la malla que nos separa, y aquellos varios minutos de charla alteraron mi horario previsto para cada ocupación. Para colmo, me dice Antonio cuando llegué, que él había salido más temprano que de costumbre y llevaba desde las 8:50 h, por lo que solo caben mis disculpas.
Pocos minutos pasadas las nueve de la mañana salimos por A-4 dirección a Córdoba. Tres kilómetros apartados de la urbanización, tomamos el cruce hacia Brenes por SE-3105, la famosa carretera llena de curvas que serpentea entre las urbanizaciones: Camposol, La Celada, El Corzo y por último Pradollano. Nos dirigimos hacia Brenes, como dije antes, la atravesamos y buscamos llegar a Villaverde del Río a través de A-462.
Continuamos por A-460 hacia Burguillos, y por A-8013 hacia Castilblanco de los Arroyos. Seguimos por SE-5405 hacia Almadén de la Plata y por HU-9116 hasta alcanzar Santa Olalla del Cala, que era nuestro destino. El plan como siempre, localizar un kiosco que hagan churros y en algún bar cercano tomar café. Avanzamos por una de las calles centrales de esa localidad, dejamos el Ayuntamiento a nuestra izquierda y venía una curva que nos dejaba ver dos bares en la acera contraria al sentido de marcha que llevábamos. Uno de aquellos bares se llamaba Onuba y decidimos detenernos en aquel establecimiento. Había unas mesas en la puerta del bar y cuando estábamos dispuesto a sentarnos, le digo a Antonio: "Huelo a churros, hay churros por aquí". Miramos a nuestra espalda, al otro lado de la carretera, que como estábamos en medio de una curva, desde donde dejamos las motos veíamos los bares, pero no lo que estaba en la acera contraria... ¡Eureka!, había un kiosco de churros. Decidimos que yo entrara al establecimiento a pedir las bebidas y que Antonio se encargara de comprar los churros. Y como este vicio de los churros llevamos practicándolo algún tiempo, y como no dejamos de luchar contra la barriga... ¡que no hay forma de que se aplane!, optamos por comprar solo churros para uno, a ver si contribuíamos al plan bikini, pero sucedió que Antonio le cayó bien, y el churrero hizo una rueda completa para los dos, cobrando solo una ración, y debo decir que son los mejores churros que hemos comido en nuestras rutas, al menos es mi impresión.
A partir de ahí, y con el buche lleno, iniciamos la vuelta siempre por la N-630, pasando por El Ronquillo, Las Pajanosas (de donde son las gentes más delgadas de Andalucía por razones obvias), fuera de broma, llegamos a La Algaba para desembocar en A-8008 pasar junto a Valdezorras y alcanzar la A-4, de nuevo dirección a Cordoba y llegar a la urbanización.
Una vez más, otros kilómetros de placer y amistad, de tiempo compartido, de aprendizaje en muchas facetas de la vida, y esperando la siguiente escapada. ¡Que sean muy felices!
Seguiremos...
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