La ruta de ayer sería la ruta accidentada, y ya os cuento por qué la califico de ello. Salimos a las 8:45 h de la urbanización, tomamos por A-4 dirección Córdoba hasta el km. 498, salida hacia La Campana, a la que llegaríamos a través de SE-6103. Continuamos por A-2211 hacia Palma del Río, donde buscamos la churrería La Kukilla. Tomamos los churros en la misma churrería porque en el mismo local servían bebidas, además de hacer unos churros estupendos, incluso rellenos.
Por CO-5310 y, posteriormente, por CO-5312 nos dirigimos hacia Hornachuelos, y por A-3151 hacia San Calixto. Seguimos por esa misma carretera, pasando por La Cardenchosa hasta llegar a nuestro destino, objetivo de esta ruta, que no era otro que Ojuelos Altos. Antes de llegar, en un puente sobre el Bembezar, encontramos a cinco motoristas, que casualmente eran de Carmona y entablamos un rato de conversación muy agradable e interesante. Al llegar a Ojuelos Altos nos detuvimos a tomar algo fresco en el bar Coco's, donde saboreamos una cerveza sin alcohol y una tónica, y la casa nos obsequió con unos huevos rellenos. Preguntamos para comenzar la vuelta hacia Alanís y nos indicaron que no fuéramos por la carretera que va directa desde Argallón a Alanís. Al principio lo tomamos en serio, pero al llegar a Argallón, vimos que había una indicación hacia Alanís. Comenzamos a rodar por dicha carretera, que comenzaba extraordinariamente bien para convertirse a los pocos kilómetros en un auténtico martirio debido al estado infernal del piso. Retornamos y buscamos cómo llegar a Azuaga, eran más de las dos y media de la tarde y Antonio propuso invitarme a almorzar. Nos recomendaron el bar La Peña, donde hay una carta extensa y variada, excepto cuando no comes "bichos muertos", como es mi caso.
Después reposté porque estábamos donde Cristo perdió el mechero, o al menos a mí me lo parecía. Antonio había previsto retornar por Malcocinado, y desde ahí alcanzar Alanís, llegamos a una rotonda y se produjo una confusión. Antonio esperaba que nos dirigiéramos hacia San Nicolás del Puerto, y yo sugerí tomar hacia Cazalla de la Sierra. Pues ni lo uno ni lo otro, cometimos el error inexplicable de tomar por la vergonzosa e impresentable carretera A-447, algo inexplicable. Es cierto que en Ojuelos Altos insistieron en que diéramos el rodeo por Azuaga y no lo comprendimos hasta que por error entramos a transitar por la vergüenza de las autoridades de carretera de la Junta de Andalucía, la carretera A-447.
Por azar del destino nos vimos de nuevo transitando por una vía impracticable. Antonio no dejaba de decir que no le parecía adecuado el sentido de la marcha que llevábamos, yo no me oriento como él, pero es que no se equivocó en absoluto. Estábamos rodeando el Parque Natural y aquello parecía no tener fin. Nos armamos de valor, perseveramos, nos dijimos: "Lo que no pueda con nosotros, nos hará más fuerte", y tanto que lo creo así. El resto de casi cincuenta kilómetros fue un darnos ánimos el uno al otro y vencer aquella infame travesía que debiera estar cortada al tráfico y no hacer que las personas caigan en aquella trampa.
Lo peor estaba por llegar, pues aquel rodeo mayúsculo nos devolvió a Azuaga, volvíamos a estar en el punto más alejado de casa de los que habíamos transitado. Aquello nos retrasó algo más de dos horas, pero lo peor es que debíamos comenzar a bajar hacia Malcocinado (Cualquiera come en esa localidad con ese nombre). Ahora sí, de Malcocinado a Alanís a través de SE-462 y SE-167. ¡La aventura es la aventura!
Por A-432 llegamos a Cazalla de la Sierra, se nos hizo de noche, la molestia de los conductores imprudentes que no quitan las luces largas, que corren demasiado, que adelantan de cualquier manera, y la escasa visibilidad que tiene un motorista en plena oscuridad. Por la misma vía alcanzamos El Pedroso y Cantillana.
Por A-8005 hacia A-462 llegamos a SE-3105, que nos lleva a A-4 y, varios kilómetros después entramos en la urbanización, bien pasadas las 21 h. Más de doce horas de ruta cuando teníamos previsto haber llegado sobre las 18 h., aproximadamente.
Conclusión: ruta larga y maravillosa, que nos ha hecho más fuerte y resistentes. Superamos el contratiempo, y como el ave Fenix, hemos resurgido de las cenizas para seguir dando batalla en la carretera. ¡Hasta la próxima, os deseo un feliz día!
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