Me quiero centrar en la
alimentación, en todo aquello que comemos cada día, en lo equivocados que
estamos, empezando por el tratamiento que le dan en la agricultura masiva a los
cultivos, y siguiendo por los aditivos que le mezclan en la alimentación al
ganado para que gane peso ficticio, sin entrar en las condiciones de
estabulación en espacios reducidos, sin ver la luz natural, etc.
Cualquier alimento de los que ingerimos o
tenemos en nuestras cocinas, ha sido rociado de productos químicos para
combatir diferentes plagas o parásitos de la planta y de sus frutos. Estas sustancias
son absorbidas por la planta para formar parte, de alguna manera, de su savia
que es de la que se alimenta, para llegar a resistir o repeler a los insectos
que les atacan.
La toxicidad absorbida por la
planta, forma parte de ella y de sus frutos, que posteriormente pasa a la
cadena alimenticia de nosotros, pero justificamos su razón de ser para obtener
grandes producciones y que haya una cantidad suficiente de alimentos para la
población.
Se entiende que se refiere a la
población que pueda permitirse los precios de mercado de los alimentos, porque
al final el cultivo se hará de forma extensiva pero no es posible alcance a
erradicar el hambre en el mundo. Porque los alimentos son una fuente enorme de
negocio para grandes grupos comerciales que pagan una miseria al productor, el
agricultor, mientras se ponen los productos a la venta con precios cien o
doscientas veces más elevados a los pagados en origen.
De esa forma, los pueblos pobres
siguen sin poder acceder a los alimentos, siguen comiendo raíces, insectos y
demás inmundicias, porque no le podemos llamar alimentos a lo que se llevan a
sus estómagos. No digo que no sea una costumbre de ciertos pueblos alimentarse
de esa forma, pero estoy seguro que es por la adaptación necesaria y vital de
unas circunstancias determinadas y de una zona en particular, ante la falta de
otros recursos alimentarios.
El mundo civilizado, cristiano,
desarrollado, contempla impasible el horror del hambre de esta gente, mientras
negocia con los precios de los alimentos como si de la bolsa se tratara.
Adultera los alimentos sin conciencia del daño y enfermedades que producen con
sus prácticas insanas, pero las autoridades les consienten, les respaldan, no
les sancionan, y no se exigen a si mismas el cumplimiento del deber de
protección de la salud de los ciudadanos.
Se deben de prohibir las acciones
negligentes y peligrosas realizadas en los alimentos, atendiendo muy de cerca al
modo de cultivar, a sus tratamientos, a su transporte y conservación, a sus
precios que deben ser más moderados al público y mejor pagados los cultivos al
productor. Asimismo, hay que efectuar una vigilancia minuciosa de la forma en
que se alimenta el ganado, y de las condiciones en que se crían los animales.
En estos momentos tengo
razonables dudas de la verificación de ausencias de sustancias con riesgo para
la salud, en los alimentos. Dudo de los análisis, si los hacen a conciencia en laboratorios
independientes, profesionales y honestos. Dudo de que se apliquen criterios firmes
de rechazo de partidas de géneros, potencialmente peligrosos, cuando las
grandes corporaciones alimenticias hagan presión como sucede en otros órdenes
de la vida.
Por otro lado, quisiera exponer
mi criterio de alimentación razonable y respetuosa con la vida. Creo que
nuestra alimentación debería transitar dos vías: la de no hacernos esclavos
para alimentarnos, y la más importante, o igualmente importante al menos, el
respeto por la vida de los animales. Con respecto a la primera vía, tenemos que
tratar de dedicar el mínimo tiempo a la confección de los alimentos, quién no
ha oído a alguien quejarse porque no sabe que poner de comer mañana, o decir
que la cocina no se acaba nunca, o que es ingrata por el tiempo dedicado a
cocinar para que todo sea comido en un momento. Creo que todos habremos
experimentado en nuestras carnes, algunas de las sensaciones que se desprenden
de la dedicación diaria al arte de cocinar. Pues se trata de alimentarnos de
forma que no tengamos que estar todo ese tiempo en la cocina, y ahora os diré
lo que pienso al respecto, antes comentaré la segunda vía.
La segunda vía es alimentarnos
sin que para ello haya que sacrificar a seres vivos, a los que le late el
corazón, que tienen órganos como los nuestros, más pequeños tal vez, pero
tienen sus funciones corporales, sus necesidades, y a su manera, sufren. Les
duelen los golpes, no digamos perder la vida, asfixiarse, que los rajen,
desangrarse, etc. Esto es muy cruel, y más cuando podemos optar por alimentarnos
de otra forma.
Ahora si, una vez introducidas
las dos vías a las que me refería, os expongo mi manera de ver el asunto de la
alimentación. Creo que debemos alimentarnos consumiendo el mínimo tiempo y respetando
la vida de los seres vivos, y no hay mejor forma de hacerlo que consumiendo
todo tipo de frutas, frutos secos, y si se quiere añadir: Productos lácteos y
huevo. Si lo pensáis bien, comiendo estos alimentos eres consecuente con las
dos vías propuestas: vas a dedicar muy poco tiempo, ninguno, a cocinar, la
compra va a ser sencilla, ahorras en luz, comes mucho más natural, y lo mejor
de todo estarás respetando la vida de los seres vivos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario