Una vez más, la catadura moral de
nuestros políticos se pone de manifiesto, en este caso el Sr. Montoro ha
engañado a Europa con los datos del déficit, y no se va. Ya nos tienen
acostumbrado al apego exacerbado que le tienen a su prepotente e irrespetuosa
situación laboral de poder.
La situación actual es para que
los políticos, además de honestidad, estuvieran todo el día, como se suele
decir, sin levantar la cabeza de la mesa, en busca de soluciones para salir del
agujero económico que sufrimos. Esta es la decadencia económica-financiera que
ellos, y sus amigos los banqueros, han producido en nuestro país con el
ladrillo y el negocio de los créditos.
Las firmas de los ciudadanos, que
les son presentadas a los políticos, no debieran ser para que se debatan como
iniciativa legislativa popular, sino para que los contenidos amparados por
dichas firmas, sean ejecutados. Es necesario que esto sea así, y que el poder
retorne al ciudadano.
Tendría que existir una ley
vinculante, de tal manera que cuando los ciudadanos, en un número equivalente a
la cuarta parte de los votantes que por ejemplo ejercieron su derecho al voto
en 2011; es por tener una referencia, votaron veinticuatro millones y medio de
ciudadanos, pues cuando seis millones ciento veinticinco mil ciudadanos
firmaran una petición, sea cual sea, habría irremediablemente que hacerla
realidad.
Hablamos de una cifra alta, no se
trata de ponerlo muy fácil ni que esto fuera un cachondeo, todo el día haciendo
cambios como si se tratara de un circo televisivo. Pero con este paso tan
importante estaría en nuestras manos la gestión de nuestra sociedad, tendríamos
el poder de vetar a un político cuando lo creyéramos oportuno. Podríamos
ponerles los sueldos a ellos, las condiciones de sus despidos, la anulación de
sus pensiones vitalicias, la retirada de sus coches oficiales cuando han sido despedidos,
etc.
Podríamos anular las mayorías
absolutas, los pactos entre diferentes fuerzas políticas para poder tener el
número suficiente de votos para que ellos impongan lo que quieren, como vienen
haciendo. Todo eso fuera, a debatir, a hacer política y a consensuar soluciones.
Hay muchas personas que defienden
la implantación de la ley electoral de listas abiertas, y yo digo que eso no
vale, no servirá para nada. Hablamos de los mismos perros con diferentes
collares, la ideología no cambia y eso hará que no se produzca el cambio
esperado. Además no nos sirve que manden otros desde la sombra, y mientras esto
suceda podemos seguir haciendo el paripé de ir a votar, las directrices las
marcan los sin rostros, como yo les llamo.
Nos tachan de antisistemas por
ser algo reaccionarios, por manifestar nuestra opiniones opuestas a los sin
rostros, de hecho casi todos criticamos algo del sistema, difícilmente alguien
esté de acuerdo al 100% con él. Por tanto, vamos a perderle el miedo a la
palabra antisistema, todos somos antisistemas, a nadie le gusta que les
impongan las cosas, y esto es lo que está sucediendo con los dictados de los
sin rostros, y con la plena aceptación de la mayoría absoluta que nos gobierna.
No se como se cambiaría el funcionamiento
del gobierno, pero algo debemos hacer los ciudadanos si nos dejan, porque los
políticos nos reprimen en cuanto pueden y algo no les guste. Ellos van a seguir
legislando a su favor, no vamos a creer que la fe les va a convertir de buenas
a primera. Ellos no van a legislar en contra de su fantástica situación
poderosa y prepotente frente al resto de los mortales. Tampoco tienen el valor
de decir abiertamente que no son nada, que están dirigidos por poderes
facticos.
La sociedad la constituimos los
ciudadanos y todo lo creado en el seno de esta sociedad tiene una razón de ser:
administrar y gestionar los recursos para conseguir cada día mas progreso y
bienestar; no para que nos sean impuestas más y más medidas contrarias a la
voluntad general. Los gestores han de estar a nuestro servicio y no a la
inversa.
Aboco por abolir las elecciones,
no más votaciones inservibles. Propugno un Parlamento que se conforme con uno o
dos representantes de cada fuerza política, legítimamente constituida, en el
territorio español. De esta forma estarían representadas todas las ideologías y
tendrían que hacer política. Además se evitarían las costosas campañas
electorales, las engañosas financiaciones de partido, la lucha de poder como
principal objetivo y el agradecimiento continúo al sector financiero-bancario
por la condonación de la deuda de partido. Todos tendrían el mismo peso por lo
que estarían condenados a debatir y a consensuar entre todos.
Otros muchos refieren que el
sistema ha der reformado, pero pienso que a veces es más fácil y menos costoso
hacer una casa nueva, que reformar una casa en ruina, que es como se encuentra
nuestro actual sistema político, económico, financiero, judicial, etc.
La clase política, la justicia y
la tendencia ambiciosa a las mayorías absolutas, ni nos sirven, ni interesa al
objetivo general de conseguir mayor bienestar social. El juego de la política
con la justicia y la connivencia entre ambos, tiene la aspiración de mantener
sometida a la población, apaciguada dentro de los límites que ellos establecen,
y por supuesto nos ignoran y desoyen nuestras peticiones, mientras dan gusto al
poder del dinero.
La justicia nombrada por los
políticos, no tiene independencia, se debe a ellos, no puede actuar
objetivamente, y parece que tuviera que estar pidiendo permiso para poder
juzgar ciertos casos y para la profundidad a la que deban hacerlo. Hay excepciones
como la jueza Alaya en Andalucía, todo un ejemplo a seguir.
Los políticos actuales no gobiernan, se pasan el
tiempo buscando errores en sus contrarios, para descalificarlos en su carrera
por el poder, tratando continuamente de desbancar al otro. Esta tarea les ocupa
tanto tiempo que se olvida de cumplir con su cometido, con su obligación, la
consecución del bienestar general.
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