Llevo un tiempo, como algunos de
ustedes sabrán si han seguido mis escritos así como mi facebook, poniendo mi
granito de arena mediante la divulgación de contenidos, que ponen de manifiesto
situaciones irregulares de nuestros gobernantes, injusticias sociales, etc.
He creído necesaria esta
dedicación como punto de partida para abandonar la no reacción, o el no
movimiento, en el que veo sumido a una gran parte de la población; ante los escándalos
continuos que están surgiendo en la vida social y política del país.
Creo en una respuesta firme,
masiva, respetuosa pero insistente en pro de los derechos humanos, sociales,
laborales, etc., que nos corresponde como dueños y mantenedores de este sistema
social, que no capitalista, como han procurado algunos dando la vuelta a la
tortilla, como si de un calcetín se tratase.
Los que gobiernan se olvidaron de
nosotros hace muchos años, somos meros contribuyentes, meros NIF colaboradores,
aportadores de recursos monetarios, que sirven por imperativo legal a un
sistema que no es digno de nuestra especie, y mucho menos de nuestra calidad
humana. Lo que pone de manifiesto el carácter extremadamente egoísta y
destructor o criminal de un sector de población minoritario, que somete sin
pudor alguno a la mayoría de la población, a la que acallan mediante las
medidas de las porras de los policías.
Se que algunos ya estarán
pensando que estoy exagerando, que pudiera parecer acciones de otro tiempo,
pero ha cambiado poco. Es verdad que puedes gritar algo más, por cierto no
estoy de acuerdo en manifestarme de este modo, pero cuando la reunión no gusta
a los políticos dan orden de cargar y dispersar a los ciudadanos, y es cuando
el sistema se ratifica como de otros tiempos, poniéndose en entredicho el
término “democracia”, con el que tanto gustan fardar a los derechistas venidos
al centro, que tanto se valen de él para justificar acciones o manipular la
situación y a las personas.
Hacen falta mareas de personas en
movimiento por sus derechos, pero haría falta, desde mi forma de ver, una
respuesta silenciosa presencial, con sus pancartas reivindicadoras, sin ruidos,
sin insultos, totalmente respetuosa con aquellos que no lo son con el resto de
la población. Ya se que esto no es fácil cuando se reúnen miles de personas, donde hay personas de
diferentes condiciones, formas de pensar, ideales diversos, etc., pero es
precisamente la expresión que jalea a la gente, la que es temida por los
dirigentes y la que provoca las cargas policiales.
Tampoco deberíamos de caer en las
manifestaciones festivas o de juergas, porque siempre hay grupos que se expresan
desde las tamborradas, los ritmos, y los bailes. No debemos de olvidar que ha
de ser un acto serio de presencia y presión social, totalmente respetuoso, que
no de pie a calificaciones que se salgan del puro contexto de la reclamación
por parte de los ciudadanos hacia sus gobernantes, por gestiones mal realizadas
por estos.
Insisto en esto, y se que muchos
de los que lo lean pueden no estar de acuerdo, y lo respeto, solo digo como lo
veo yo. Creo que se puede hacer lo mismo, pero con respeto y tratando de
molestar lo mínimo posible al resto de los ciudadanos, que pudieran pensar de
un modo distinto y no se han adherido a la manifestación. Posteriormente, si se
consiguen resultados, ellos también se beneficiarán. Pero no podemos escudarnos
en esta conclusión, porque de esta manera nadie saldría a reclamar la nuestro.
Todos esperaríamos que lo hicieran otros por nosotros.
Manifestaciones donde reinara el
orden, el respeto que vengo expresando, ayudaría al apoyo masivo. Hay muchas
personas que siguen teniendo en sus cabezas una idea de riesgo o peligro, que
conlleva el salir a manifestarse. Miedo adquirido mediante la educación,
transmitido de padres a hijos, reforzado por las imágenes que los medios de
comunicación emiten. Es por ello, de la necesidad de modificar el planteamiento
haciendo una reclamación en las calles, que sea firme, pero donde los
manifestantes nos mostremos respetuosos, silenciosos, con educación, guardando
nuestros impulsos individuales que son más fácil de expresar arropados por el
colectivo, y por supuesto sin ningún acto violento o incivilizado, porque se
puede decir lo mismo con la insistencia, pero no nos podrán culpar de nada.
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