Acabo de ver las carreras de
Formula 1, y me he dicho: “esto no debería de haberse celebrado, competiciones
de este tipo, así como las de motos también, no son necesarias en estos tiempos
de crisis”. Estas competiciones cuestan mucho dinero, hablamos de miles de
millones de euros, y no es normal que se tenga que recortar el bienestar y la
seguridad de las personas, que se tenga que comprometer el futuro de las naciones,
mientras los poderosos no aplazan su juego. Parece que juegan al scalextric con
coches y motos reales, pero claro es el juego y entretenimiento de los
poderosos, ¿quién va a osar llevarles la contraria?
Hay otras muchas actividades
millonarias, que nada tienen que ver con el progreso, ni con la producción de
un país, que sin embargo son intocables. Hablamos de la competición de futbol,
movimiento y entretenimiento de masas, incultura de un país, pues tan solo hay
que ver el nivel de estudios de los futbolistas. Pocos son los que tienen
estudios, saben que se hacen millonarios muy pronto, siendo jóvenes, tienen
fama, coches de lujos, triunfan con las chicas que se los rifan. Así que no se
preocupan de su futuro, no miran más allá del momento tan exclusivo que el círculo
futbolero les brinda.
No es normal que un jugador de
futbol cobre lo que cobra, que se muevan los millones de euros que se mueven
todos los años con los fichajes, tanto de jugadores como entrenadores. No hay
derecho a que la reforma laboral solo alcance a los de siempre, a los
ciudadanos normales, cumplidores, a los que vivimos con el “ay” en la boca,
porque nos dan la patada cuando se les antojen a los patronos. Poniéndonos en
la calle por una ridícula cantidad de dinero tras haber trabajado un montón de
años. Recibiendo una risible prestación por desempleo, que cada día menguan más
con la ayuda de nuestros gobernantes, a la vez que dificultan cada día más el
acceso a las mismas.
Los gobernantes deberían limitar
estas cosas, del mismo modo que se entrometen en otros muchos asuntos de los
ciudadanos. Es hora de que le planten cara al poder monetario, y lo cuadren un
poco para poner fin a este agravio comparativo con el resto de ciudadanos
trabajadores. Claro, que para que esto suceda primero tienen que haber
legisladores políticos, y jueces, que sean personas firmes, sensatas, y con
vocación de hacer el bien para el conjunto de los ciudadanos. Mientras no se de
esta situación tendremos que comulgar con rueda de molino, y tragar, que es el
símil, con todo aquello que nos impongan con prepotencia, y que nosotros si no
nos unimos, nos guste o no nos guste, tendremos que digerir como mejor podamos.
Los ciudadanos estamos muy
dolidos, muy indignados con todos los injustos recortes aplicados por los
arrodillados. Estamos muy hartos de soportar el mandato de una Europa que le
importa un bledo el bienestar y el futuro productivo de algunos países mediterráneos.
Ya son muchos los que vienen avisando a los que se niegan a oírnos, y serán los
únicos responsables de todo lo que pueda venir en consecuencia a sus actos, en
los que oprimen a las clases menos pudientes, mientras que le dan cancha y
cobertura a las clases poderosas.
Requerimos honestidad, igualdad,
bienestar, acabar con el desempleo, seriedad, castigo ejemplar a los corruptos,
recortes a los poderosos, salarios dignos para todos, dación en pago para
aquellos que no pueden seguir pagando sus hipotecas. Un Gobierno formado por un
representante de cada partido político, legítimamente y legalmente constituido
en España, para que se termine con los gastos de financiación, con las carreras
por el poder, con las condonaciones de deuda por parte de los bancos, y su
consecuente arrodillamiento por agradecimiento ante estos. Se pone fin, de
igual modo, a las absurdas votaciones, a la justificación de que democracia es
ir a votar cada 4 años, a los gastos de las campañas electorales, y a los tan famosos
“y tú más”, con tal de quitar del poder al otro, con la intención de ocuparlo
ellos.
El absurdo social instalado como
norma de convivencia y bienestar, tiene que ser renovado por un nuevo sistema,
sin compromiso hacia ningún sector que no sean los ciudadanos. Ya toca a su fin
la venta de favores, las adjudicaciones a dedo, los cargos, igualmente a dedos
en lugar de hacerse una selección por méritos. La dictadura en la sombra que
representa la prepotencia ejercida desde una mayoría absoluta.
No más presidentes que no dominen varios idiomas,
que no sean economistas y abogados, como mínimo. Que se requiere menos para
acceder a la Presidencia de España, o para ser ministro, que para acceder a
cualquier puesto de trabajo en cualquier empresa.
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