La política, según mi criterio,
debe ser el arte de debatir sobre diversos temas, y buscar las mejores o más
eficaces soluciones consensuadas. Pensar, proyectar, elaborar teniendo siempre
en mente al ciudadano, y procurando alcanzar el bienestar social de toda índole:
educación, sanidad, laboral, productivo, fiscal, legal, etc.
La sociedad se debate entre el
bipartidismo existente, la lucha a favor y en contra de la monarquía, e igual
actitud hacia la implantación de una nueva república. Y yo creo que soluciones
de otros tiempos fueron apropiadas para aquellos tiempos, pero no necesariamente
darían resultado en los momentos actuales.
La ciudadanía está ofuscada, se
siente traicionada por un Gobierno que ha incumplido la totalidad de su
programa electoral, que hizo campaña cuando era oposición para no subir
impuestos, para no recortar en sanidad y educación, o para no tocar las
pensiones de los jubilados. Pero una vez en el poder, ha rebasado todas
aquellas líneas rojas, que habían dicho no traspasarían.
Ahora la batalla de este Gobierno
desacreditado por lo expuesto, y por los casos de corrupción de personas de su
partido político, consiste en vetar o limitar las manifestaciones y sancionar a
los participantes de aquellas. Dicen sentirse presionados, y casi agredidos,
ante la reclamación de los ciudadanos contrarios a las políticas capitalistas,
que están empobreciendo, arruinando al país.
Se quejan de la herencia
recibida, pero llevan más de un año de Gobierno, y ya no se cuántas mentiras
más nos van a decir, para tratar de justificar lo injustificable. Este Gobierno
ignora las necesidades actuales de la población, las reclamaciones efectuadas
en modo y forma a través de las recogidas de firma, etc., y tampoco quieren que
se les hagan manifestaciones. No tiene un plan de industrialización, ni un
modelo económico, y así es complicado sacar al país de la situación en que se
encuentra.
Como digo, ya llevan más de un
año de Gobierno y los resultados no se ven, al margen del empeoramiento de la
situación económica y laboral que sufre el país. Comprendo que el problema es
haber seguido los dictados de Europa, pero es que a Zapatero le pasó lo mismo,
por tanto y a pesar de que uno debería haber sido de izquierda y no lo fue; o
que Rajoy debería ser de centro derecha y tampoco lo es, no es la acción de uno
u otro la que ha provocado la crisis. Sin embargo, si hago responsable a ambos
de su obediencia a los poderes monetarios y su desatención a los ciudadanos. Ambos
han contribuido al empeoramiento, a la falta de credibilidad en las
instituciones.
Para tiempos nuevos yo sigo reclamando
un sistema político, donde los intereses de los ciudadanos estén representados
por personas de diversas ideologías, con formación diversa, suficiente y afín a
los cometidos que se esperan de ellos. El Gobierno debería formarse con un
representante de cada partido político, que se vieran obligados a debatir y
consensuar todas aquellas medidas a adoptar por mayoría. De ese modo tendrían
que hacer política desde la argumentación, con datos en la mano, con estudios
previos de viabilidad, sostenibilidad, rentabilidad, y beneficios para la
población.
Una forma de hacer política, en
la que los ciudadanos tuviéramos intervención y decisión directa y constante en
las negociaciones y proposiciones. Donde el político vuelva a su ser, un mero
gestor de las decisiones de los ciudadanos, que es de donde no tuvieron que
salir nunca.
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