Pase lo que pase no perdamos el
centro, sonriamos a la vida, no podemos estar a merced de los impulsos
externos, pues evidentemente no siempre van a ser como esperamos, es lógico que
cada cual haga una interpretación subjetiva de los hechos. El problema no es
esto, sino el no permitirse flexibilizar, dar un paso atrás, reconsiderar y
comentar o aclarar sin intención de herir, hacer sangre, sin ninguna pretensión
negativa.
En ciertos momentos todos podemos
creer que estamos en posesión de la verdad, a veces todos nos creemos atacados,
invadidos, o sencillamente creemos que alguien viene a restarnos protagonismo,
y comienzan los problemas. Si nos observamos, es muy posible que descubramos
que mucho de lo que atribuimos al otro, tal vez sea nuestro, pero de cualquier
forma no hay nada que justifique un ataque, que no pueda ser dialogado y
solucionado de una manera educada, civilizada.
Yo he decidido funcionar de este
modo, ser de esta forma, y mejorar cada día para fastidiar menos a mis
semejantes, lo cual no impide que meta la pata, de lo que creo nadie se salva,
pues no somos perfectos, al menos no con la afición a meter constantemente la
cabeza, dejando que esta dirija todo cuanto tengamos que vivir. Además de
funcionar con la cabeza, debemos de hacerlo bajando al corazón, para que nos
tratemos con amor, y si esto se hace de veras, el resultado será bien
diferente.
Cuando me miro al espejo por la
mañana, trato de sentir quien soy, miro al mismo tiempo que me digo: “hoy tengo
otra oportunidad de ser mejor”. Cada día volvemos a estar ahí frente a las
otras personas, o mejor dicho, con las otras personas para hacer algo
conjuntamente, para poder aprender de los demás, para poder ayudar, para
amarles y para crecer un poco más. Cada día vuelve a ser una oportunidad para
ser feliz, cada cual a su modo, para sentirnos completos, llenos, y para
aprender a no dar más importancia de la que tienen los actos mundanos. La vida
interior es tan grande, te puede llenar tanto, que esta otra que vivimos casi
inconscientemente es muy pobre, sin embargo la hemos elevado al infinito,
algunos matan por ella, otros no pueden vivir sin ella, muchos se amargan con
lo que pasa en este plano tan superficial. Este es el tablero de juego al que
salimos cada día para practicar las técnicas de la relación, como oportunidad
para perfilarnos o pulirnos, para que aprendamos y sumemos victorias interiores
pero no por derrotar a nadie externo, sino porque nosotros nos ganamos a
nosotros mismos, al tener mayor comprensión, al adquirir una mayor
concienciación, al crecer interiormente y fomentar nuestra bondad y nuestro
amor hacia nosotros y el prójimo.
Te puedes revolver contra todo y
contra todos, pero no te sentirás mejor a la larga, solo te habrás herido a ti
y habrás ocasionado daños a otros. Hay que comprender, hay que dialogar desde
la positividad y de manera constructiva, siempre con la intención de mejorar.
La agresividad, las descalificaciones, los enfados, etc., no nos llevan a
ninguna parte positiva o que nos aporte, ¡hablemos!
Hace falta mucho de esto en este
plano de la existencia, démonos cuenta de ello, y no nos avergoncemos de ser
los primeros en dar el paso hacia la armonía, hacia el entendimiento, y
comprendamos que no todos nos encontramos en la misma situación, que unos
tardaremos un poco más en aceptar que este es el único modo de conseguir que
haya amor en las relaciones. No pensemos que es en vano dar el paso, puede que
sea duro, difícil, pero al final siempre es grato, aporta valores, se desmontan
hasta los que parecían inamovibles en sus trincheras, porque dirigirse a alguien
abiertamente, con transparencia y tratando que sea la comunicación desde el
corazón, algo vibra en el otro, y ese algo hace el resto.
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