La palabra religión proviene del
latín de la palabra religio, re que significa intensidad y ligio, del verbo
ligare, que significa unir, o sea, unir con fuerza. De esto a tener la
obligación de creer en algo que no se ve en toda la vida, a sentir temor a ser
castigado por seguir una conducta apartada del dictado de no se sabe quien, que
ha difundido lo que ha entendido o le ha parecido, por ser numerosas las
posibles interpretaciones dadas a lo que, si existió, tal vez fue alucinante y
maravilloso, pero para lo que muy pocos estaban preparados para interpretar, va
un trecho. Por tanto, la comprensión de lo que podían estar contemplando,
seguro se les escapaba a sus capacidades.
Es muy posible que alguien en la antigüedad
viviera una vida interior tan intensa, que llegara a desarrollar todas sus
capacidades, se realizara, esto no lo pongo en duda, pero a partir de esto
montar toda la parafernalia de poder y ostentación, que de algún modo envuelve
a la practica de la religión actual, y sobre todo a los dirigentes, a la curia
que comanda el ejercicio de la fe; considero es una pasada teniendo en cuenta
los problemas no resueltos en el mundo.
El patrimonio mundial de la
Iglesia es descomunal, edificios de grandes dimensiones, llamativos y
ostentosos, que albergan muchas obras de arte en forma de pinturas y esculturas,
para acoger fieles. Me pregunto, si es necesaria tal magnanimidad para ejercer
el que se supone ha de ser uno de los más humildes magisterios.
La incoherencia da como fruto la
falta de confianza, la incredulidad, y como resultado de todo ello, las
Iglesias vacías, la poca vocación religiosa de los jóvenes, la carencia de
sacerdotes y monjas. El modelo tiene que cambiar desde las altas esferas eclesiásticas,
resituando a cada estamento en su sitio, sin inmiscuirse en aquellos asuntos
que no les corresponden y atendiendo aquellos otros que tienen olvidados.
El Vaticano, como signo más
representativo de la Iglesia católica, no puede salir en los medios de
comunicación como ejemplo de corrupción, como un poder monetario, o como
inversor de empresas de armamentos, porque esto descuadra y desvanece cualquier
pequeño anhelo religioso.
La curia religiosa tiene que
dejar de presionar y querer seguir siendo, como en la antigüedad, un estamento
de poder que condiciona a los Gobiernos, debe confiar más en lo que están
haciendo y difundiendo, así como que deben dar ejemplo del fundamento de la
unión a conseguir entre todos los seres humanos, sin distinción de ninguna
clase. Los que pretenden impartir religión, lo deben hacer desde la sencillez y
la humildad, por supuesto en los templos, a ser posible en edificios austeros.
Es aquí donde se debe impartir la conducta recta a conseguir por un buen
creyente: respeto, comprensión, tolerancia, amor y colaboración hacia sus
semejantes. La religión debe salir de las aulas de los centros escolares, no
hay que condicionar a nadie, ni hacer distinciones en las clases, no hay que
separar o marginar a los críos, no hay que hacerles pasar por ello. Todos
aquellos que quieran y deseen seguir una conducta religiosa, que acudan con la
frecuencia que crean oportuna a la Iglesia para alimentar su fe, pero no en los
colegios, pero no como una imposición, y mucho menos como una asignatura
obligatoria con evaluación añadida.
Este es un país laico y cada cosa
debe estar en su sitio, una verdadera religión entre los hombres tiene
demasiadas cosas pendientes que hacer para el bien de los más necesitados, como
para que esté jugando a coger un trozo de la tarta del poder.
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