De nuevo, la inutilidad de los
gobernantes que ha tenido este país desde la muerte del dictador, que no han
modificado el código penal de 1973, en cuanto al tiempo máximo de permanencia
en prisión, 30 años; menos los beneficios que se le pueden aplicar, también por
ley, nos vuelven a irritar a los ciudadanos, que no comprendemos como una
etarra con más de 24 asesinatos, premeditados y calculados, es condenada a más
de 3000 años de cárcel, y pelea en estos días, apoyada en la doctrina parot, por
su excarcelación no habiendo llegado al tope de esos 30 años.
Aún cumpliendo ese tope
establecido por la ley obsoleta de 1973, han pasado por la poltrona muchos que
se han hecho millonarios con el cargo, pero a los que no le han dolido los
asesinados, lo suficiente, como para modificar la ley del dictador, y aplicar condenas
ejemplares a los asesinos; los cuales pierden todos sus derechos a vivir en
libertad para el resto de sus vidas, en cuanto han hecho ellos lo mismo con
personas inocentes. Si sus victimas no ven más la calle, les han sido truncadas
sus ilusiones y proyectos, ¿cómo puede un Gobierno poner en la calle a
asesinos, con el cuento de la inserción?
Hay que insertar a los enfermos
que comenten un delito en la inconsciencia de su enfermedad, y siendo enfermos
recuperables, se les sana, y se les incorpora a la sociedad. Se puede insertar
a personas que vivieron en condiciones de pobreza, baja educación, etc., a los
que se les encierra, se les ofrece formación, y pueden encontrar un camino diferente
al de la delincuencia, pero no se puede ofrecer lo mismo a aquellos que se
constituyen en una banda criminal que tratan de imponer sus ideas o filosofía,
queriendo someter a una sociedad por el miedo, la extorsión y el asesinato,
proyectado y totalmente premeditado.
El Tribunal de Estrasburgo
amenaza con liquidar la doctrina parot, y yo lo que digo es que lo que hace
falta es que esos delincuentes tengan que cumplir sus penas integras, sin
beneficios penitenciarios de ninguna clase, y sin afectarles ese tope obsoleto
de 30 años. Asesinar a 24 personas tiene una pena de cárcel de más de 3000
años, pues que los cumpla. Ya sabe, eso significa muerte encerrada, que es lo
que se merece alguien que tomó libremente la decisión de matar a 24 personas.
¿Acaso no son lo suficientemente importantes aquellas 24 vidas, como para que
la etarra que les asesinó muera entre rejas?
Cuando tenemos que debatirnos
entre si unos años más o menos, centramos el debate en algo ajeno al centro de
la cuestión, que no es más que una asesina que tiene estas características no puede
ver más la calle, no puede tener vida propia, no puede seguir disfrutando de un
solo minuto de libertad en toda su existencia, porque es el mismo tiempo que
ella le ha concedido a sus victimas. ¿Importa la vida de una asesina para la
justicia y los Gobiernos, y no interesan las vidas de las victimas, las
condiciones de penuria de una población sin derechos laborales, sin trabajo en
muchos casos, con sueldos de risa para justificar una competitividad inventada,
una sanidad tocada que no les afecta a los gobernantes, que no esperan listas
de espera y que pueden pagarse una sanidad privada, y demás atrocidades que
están haciendo con los ciudadanos? ¡Es indignante!
Después hablan de violencia
cuando se les protesta ante sus domicilios, y yo les digo a los ineptos
serviles que nos gobiernan que la repercusión de su ineptitud si que es
violencia para el pueblo.
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