El tema no es que las cosas estén
tan mal, el quiz de la cuestión es: qué podemos hacer para salir de esta
espiral desalentadora, controlada por un sistema que mantiene bloqueadas las
salidas hacia la libertad de las personas, que juega con el progreso como mejor
se le antoja, para seguir mandando en nuestras vidas, aprovechando para
empobrecernos y con ello obligarnos a ir a trabajar contentos, por un sueldo de
600 ó 700 euros, para celebrar que al menos tenemos un puto trabajo. Porque en
esos casos no se puede hablar de un trabajo digno, cuando la mayoría de las
veces, además de tener un salario tan reducido, tienes que estar para todo,
hacer las horas que requiera el trabajo y los caprichos del empresario, al
mismo tiempo que tienes que esbozar una sonrisa para mostrarle que estás feliz
de compartir tantas horas estando asegurado/a por solo 4 horas.
¿En qué se ha convertido el
trabajo de hoy?, en todo lo que quieras menos en el medio digno, que debiera
ser, de ganarte la vida, o sea, la forma de poder pagar tus facturas,
alimentarte, etc., haciendo aquello que la mayoría de las veces no te gusta,
pero que fue lo primero que te ofrecieron o que encontraste. El trabajo es para
eso, pero en el momento actual casi no vale para ello, pues han interpretado
que vivir desahogado es vivir por encima de nuestras posibilidades y nos han
cortado las alas, le han dado un hachazo a las condiciones en que se prestaban
estos servicios, en los que se hacían estas labores, anulando los convenios y
volviendo a los tiempos feudales donde el señor de las tierras el amo, te da
cobijo y lo pagas con tu trabajo.
Todo lo que ha pasado ha sido
para quitarles los derechos al trabajador, al mismo tiempo que le han devuelto
el poder absoluto al empresario. Volvemos a ser mano de obra barata, no
personas, no hombres ni mujeres trabajadores amparados en un convenio que regula
las condiciones del trabajo. Eso ha muerto y es el empresario quien dice cuanto
se trabaja, en qué condiciones se trabaja, y el encargado de engañar a Hacienda
y Seguridad Social, con los términos en que les dice a ambos entes de la
Administración, cuales son las condiciones de trabajo aunque muchas veces son
otras, o bien le comunique sus datos económicos, y como es corriente, sean
otros diferentes. Por tanto, los gobiernos lo que han hecho es congraciarse con
los empresarios, sobre todos con los grandes empresarios, grandes en cuanto a
volumen de sus empresa, que no por su calidad o catadura moral, pues estos que podríamos
llamar de magnates de los negocios son los principales hacedores de las
trampas, con lo que algunos han dado en llamar: ingeniería financiera. Dar
vuelta a las cifras y a la forma de declararlas para que por el camino se
pierda la mitad y se declare una ridiculez, en términos vulgares para que todo
el mundo lo entienda.
A esos, que son los gánsteres del
mundo empresarial, pero que por su volumen tienen un gran número de
trabajadores, son a los que el gobierno más protegen, por aquello de que no
vayan a decidir irse con sus industrias a países vecinos, si les exigimos como
al resto de pequeños empresarios. Algo que sería muy normal y justo, pero que
para ellos significaría, estar tocándoles los cojones. Con esto se da lugar al
circo que se tiene montado de injusticia legal, de diferentes formas de aplicar
las leyes, y se permite que distraigan los millones que estos dueños del
escapismo, deseen. Si esto se hace así, no habrá problema, no aumentará la
cifra de parados, que es el chantaje de estos empresarios, y a su vez el temor
del gobierno.
Legislar desde el miedo te ata de
pies y manos, porque no manda el gobierno sino el colectivo de que se trate,
como pasa en este país. ¿Cuántas veces, durante esta crisis, hemos visto al
presidente de la CEOE en televisión dictando medidas que debe aplicar el
gobierno?, muchas veces, demasiadas veces, medidas favorables para los
empresarios, y por consecuencia, desfavorables para los trabajadores. Medidas
que posteriormente han sido impuestas por el gobierno en su famosa pero nefasta
reforma laboral y anexos correspondientes de fines de semanas. Un ejemplo más,
de que gobierna cualquier colectivo con fuerza, como este caso o el de la
banca, en lugar de hacerlo el gobierno elegido en las urnas, aunque el actual
nos ha engañado a todos al incumplir en su totalidad el programa electoral con
el que se presentó a la elecciones.
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