Durante toda la vida vengo
escuchando que es preferible ser conservador, no sacar los pies del plato,
mantener la normalidad; la sociedad ha hecho bastante esfuerzo por impregnarnos
de este convencimiento y asegurar que nadie se descarríe del plan convenido.
Sin embargo, es contraria esta visión de la realidad a lo largo de la historia,
pues precisamente aquellos que se saltaron las normas son los que fueron
capaces de proponer soluciones diferentes, realizar acciones impensables y
valientes, que en muchos casos han supuesto soluciones a problemas enquistados
del orden que sean.
Es normal que haciendo o actuando
del mismo modo se obtenga resultados parecidos, así que es hora de romper los
moldes y dar paso a la libertad de pensamientos y actos, solo desde la
diversidad de pensamientos se pueden conseguir grandes logros. Por lo tanto,
tenemos que empezar por dejar caer los estereotipos comúnmente aceptados y
comenzar a valorar lo que es diferente en cada uno, pues es eso precisamente lo
que nos diferencia y nos hace original e incluso genial.
En el mundo empresarial no se
deja de hablar de la estrategia de diferenciarse como una base para triunfar,
para que el negocio consiga el éxito, si esto se acepta, de igual modo se tiene
que aceptar la individualidad creativa de cada uno, expresada en todos los
aspectos de su vida: forma de vestir, imagen, pensamiento, comportamiento,
gustos, etc.; ya es hora de dejar de calificar, dejar de colocar los capirotes
o ver como una rareza a las otras personas porque han optado a ser diferentes,
esto se ha de entender.
Al mismo tiempo que las empresas
proclaman esa conveniencia a diferenciarse, mantienen una rigidez de formas y
exigencias a sus trabajadores, porque en ese otro aspecto hacen que primen más
las formas que el fondo, la imagen que la preparación, hablan de calidad pero
no la aplican ni en sus folletos. A menudo vemos errores de imprenta o faltas
de ortografía, erratas de algún tipo, evidenciando que el folleto se ha puesto
en la calle sin haber sido releído, ¿qué control de calidad ha pasado?, si en
esta tontería no se han esmerado como podemos esperar que esa empresa, que se
la da de no se qué, se esmere en los trabajos que me vaya a hacer. Quizás esto
sea llevar las cosas al límite, pero para mi si dice mucho del cuidado de todas
las acciones que realiza una empresa, solo cabe que argumenten que es por falta
de tiempo, ¿cómo puedo encargarle un trabajo a una empresa que no tiene tiempo
ni para releer un documento que va a lanzar a la calle?, con está falta de
tiempo cuando venga a mi casa me hará una chapuza, para terminar cuanto antes y
coger el trabajo siguiente, pues no tiene tiempo. Esto es súper común en la
actualidad, la calidad y el principal objetivo: “Satisfacer a los clientes”, se
está perdiendo a pasos agigantados si no ha desaparecido ya.
El sistema social, político,
financiero, empresarial y demás órdenes de la vida están en un punto de estar
necesitados de una reflexión profunda y de un acercamiento a la conducta
humana, por lo tanto de un alejamiento del puro capital o forma de hacer
dinero, este no puede ser el objetivo final, todo no puede estar al servicio de
la pasta sino de las personas. Volviendo a retomar el arranque del escrito, hay
que considerar a las personas como entes únicos e irrepetibles, cada cual con
su belleza, cualidades y originalidades, dispensándonos un trato racional y
respetuoso, poniendo todos de nuestra parte para conseguir ese cambio, al que
me refería antes, tan necesario para el bien de todos.
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