Vivir encapsulado, adoptado al
molde de la inquietud, es estar muerto ya, es dejar de tener vida, es respirar
forzado y el alma no halla su descanso, es agitada entre tantos condicionantes,
normas y responsabilidades que uno mismo se impone, porque se quiere hacer las
cosas bien, tal vez demasiado bien y esta perfección en el hacer traspasa los
límites de la tranquilidad.
Quiero parar, no hacer y esto se
manifiesta en no querer atender casi nada que no sea mi placer, uno empieza a
tener unos años, el pelo se torna canoso y me siento cansado de no estar en mi
sitio, aquel que no me satisface cada día, aquel en el no encuentro descanso y
eso que me conformo con poco: sentarme a escribir, un apacible paseo a media
mañana, a poder ser, reír, estar a veces solo y otras con algún amigo o
familiar, caminar y hablar o bien, fotografiar, que me encanta.
No se como encajar mi vida,
quiero decir, no se como hacer que coincidan mi medio de vida con mis aficiones
a escribir y fotografiar, necesito vivir en paz, ser feliz como en estos
últimos tiempos, pero sobre todo salvar mi preocupación para poder cubrir las
necesidades de mi casa y mi familia; para ello se hace necesario que llegue a
descubrir ese algo, esa tarea que me aporte ingresos, haciendo lo que me hace
feliz cada día.
No tiene sentido una vida
contrariada, haciéndote infeliz cada día, dedicándote a algo impuesto por
necesidad pero que no te dice nada, tiene que llegar la solución porque yo me
quiero vivir intensamente desde dentro, quiero seguir contribuyendo al llegar a
ser. No me valen las medias tintas, no me vale vivir en tierra de nadie o vivir
de prestado, no deseo vivir la vida de nadie sino la mía; es una necesidad
imperativa profunda. Estos aspectos oídos por terceros pueden parecer raros o
demenciales, pero en mi tienen un orden esencial, profundo y de lo más humano.
Deseo ser mejor persona cada día y para ello necesito llegar a ser más
consciente cada día, amar cada día más, ser más respetuoso y en definitiva
cultivar más los valores éticos y morales.
No quiero ser un bonachón
tontorrón, no aspiro a ello sino a que mi actualización se acerque al infinito,
llegando a estar en comunión con la energía de la vida más pura y vivir desde
ahí, si hace falta, pasar desapercibido, no busco ningún protagonismo que no
sea conmigo mismo, aquel que representa el trabajo y la atención de la
conciencia. Lo que no quiero es seguir viviendo para la dispersión mundana, insípida
y distraída, que no lleva a ninguna parte y sin embargo arrastra todo a su
paso.
Quisiera que cuanto he escrito
así sea, quisiera estar en lo cierto, quisiera comprenderme, darme el tiempo
necesario para la realización del ser, para que lo que es se manifieste, sea en
cada momento, porque la vida así es plena, hermosa e impresionante; cómo voy a
dejar que pase sin prestarle toda la atención, ese es mi trabajo, esa es mi
victoria.
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