Unas simples botas son un
problema, unos simples pantalones son otro problema, la cabezonería es otro
problema, decir que hagamos lo que quieren y cuando ellos quieren es por
nuestro bien, pedir la compensación al esfuerzo exigido, suele ser otro
problema.
Se percibe el descontento y la
desmotivación, cuando no habría necesidad para ello, porque te tiene que
parecer bien lo que a ellos les parece bien y es así desde los comienzos. Es la
ley del embudo, lo ancho para ellos, lo estrecho para nosotros y somos
demasiado mayores como para ser tratados como niños de colegio. Esto lo hemos
comentado en muchas ocasiones entre nosotros y los jefes, pero es que no se
enteran que tienen personas adultas, responsables y puntuales de las que se
pueden disponer en fines de semana y días de fiesta, como ha ocurrido fechas
atrás, pero a las que se les apoya poco, al menos no nos sentimos considerados.
Compran por catalogo o a
distancia y después surgen los problemas lógicos, tampoco compran con acierto
porque prima el presupuesto y lo más barato no es lo más eficaz o adecuado para
su uso. Claro, que no importa mucho porque serán otras personas las que tendrán
que sufrir las incomodidades de la deficiente calidad de los artículos.
El presupuesto lo desconozco ni
es cosa que a mi me importe, pero desconozco si la Administración exige que se
nos entreguen más o menos materiales, de qué calidad, en qué cantidad, etc. Ni
el centro facilita esta información, ni aparece ningún técnico de la
Administración que pudiera aclararlo, con decir que no hay dinero ya está todo
arreglado.
No se trata de indisponernos
entre nosotros ni siquiera con la organización, pero tampoco nos es agradable a
ninguno, ni de un lado ni del otro, tantas historias como se llevan debatidas a
lo largo de los casi ocho meses de relación. Seguro, estoy seguro de que eso
está en la ánimo de todos, no queremos malestares, no queremos tensiones,
queremos seguir cumpliendo y sacar el mayor partido profesional del tema que
tenemos entre mano, pero para ello algunos tienen que empezar a pensar que no
le ha tocado un grupo de niñatos, tal vez debieran de abrir un poco más la
mano, que no tengan miedo pues no van a perder el poder, pareciera que temen
por ello, y hacer las cosas con la lógica normal a la hora de exigir o a la
hora de suministrar cosas necesarias para la correcta realización de las
tareas.
Para unas cosas o por unos
intereses, somos X, para otras tareas o intereses, somos Y. Se que hablo en
clave, podría ser interpretado así pero el tema es delicado y aquellos que nos
encontramos involucrados sabemos de que se está hablando. En estos últimos días,
como siempre que se ha tenido que tratar puntos del trabajo, se percibe
distanciamiento de las partes, pero vuelvo a repetir que es porque hay tozudez
en el trato y exigencias sin las debidas compensaciones. Al menos estas no se
ofrecen a la par que se exponen las exigencias, lo que hace que nos indignemos
por aquello que decía antes de la ley del embudo.
Mañana volverá a amanecer y será
un día más y uno menos a pesar de todo lo que unos u otros quieran emborronar,
espero que impere el sentido común para que no tengamos que negociar como si estuviéramos
enfrente de un frontón, que casi siempre ha sido la sensación que hemos tenido.
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