Siempre leí que cuando el discípulo
está preparado aparece el maestro. Esto viene a decir que en algún lugar, cerca
o lejos, hay un maestro esperando que sea mi momento. Sin embargo, voy a hacer
una lectura diferente, pues mi identidad última, mi ser profundo, mi energía de
vida inteligente es la que tiene la conexión con todo lo que es; ella es mi
maestro, así en cada uno de nosotros. Por esto, es tan importante profundizar
en uno mismo, observar, estar atento, dedicarse tiempo para estar solos,
sentir, escuchar y llegar a comprender.
Indudablemente, hay momentos en
que algunas personas se cruzan en nuestras vidas y nos ponen en situación de
darnos cuenta de cosas, que sin su actuación o reflejo, no nos daríamos cuenta
o veríamos. Esto es frecuente, pues todos actuamos de espejos de los demás y
nos vamos ayudando los unos a los otros.
También es cierto, que desde la antigüedad
algunas personas se han puesto al servicio de seres avanzados, dándose la
relación discípulo-maestro. Uno daba una enseñanza que el otro recibía y trataba
de aprender de sus vivencias, muchas de ellas provocadas por el maestro para
que el discípulo se desarrollara, pero lo hace por si mismo. El maestro solo puede
ponerlo en situación, lo que le hace crecer al alumno es su experiencia, su
atrevimiento a vivir aquella situación ante la que le ha situado el maestro.
Que nadie espere milagros,
aunque si que se puede esperar premios del mundo mágico, premios al esfuerzo, a
la constancia y al deseo de crecer. Si a esto le queremos llamar milagros o
algunos lo entienden así, vamos a aceptarlo, tampoco tiene mayor importancia.
Lo trascendente es lo que ocurre, lo que se vive y cuanto se aprende. El mundo
mágico existe, es una frecuencia diferente donde se está dando otro mundo en
este. Es como si este mundo fuera un huevo Kinder, un huevo que tuviera varios
huevos, unos dentro de otros, así percibo este espacio en el que vivimos. Se
que hay intromisiones de unos mundos en el otro, cuando estando en uno, conecta
con la frecuencia del otro, entonces hay seres que pasan de uno a otro y me
consta que lo hacen para ayudar, para aportar algo, para darnos un empujoncito,
al menos así fue en mi caso.
A veces se recoge alguna
información relativa a lo que hablo, pero puede caer en un momento no oportuno
y no se comprende. Sin embargo, a veces cae en su justo momento y se cierra un
círculo que se encontraba abierto. Entonces diría que soy mis circunstancias y
dentro de esas circunstancias están los contactos con el mundo mágico, que me
ayudan a modelar lo que no es para que le deje paso a lo que es. Quizás algunas
personas ya se perdieron hace rato, pero no importa, las cosas llegan por algo
y hacen su efecto, muchas veces, sin saberlo. Algo que leemos, algo que nos
dicen o vivimos y a lo que parece no hemos echado cuenta, tiene su proceso
interno y algún día hacemos algo diferente sin saber el por qué.
La vida es apasionante, nosotros
somos apasionantes, por eso no podemos dejar de seguir creyendo en nosotros, en
nuestras capacidades internas y aprendidas, podemos mucho más de lo que creemos
y podemos llegar mucho más lejos de nuestras supuestas limitaciones. Despliega
tu amor y experimentarás el arte de volar. Se feliz que tienes motivo para
ello.
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