Si nos
enganchamos a la guerra que han comenzado la gente del PP, dejamos de trabajar
en lo nuestro. Perdemos el tiempo miserablemente, como ellos hacen y no
conseguimos nuestro objetivo: hacer participes a los ciudadanos del proyecto de
empoderamiento democrático de la ciudadanía; que es lo que ellos no quieren que
suceda.
Por eso,
PODEMOS no puede dedicar un minuto más en contestar al disco rallado en que se
ha convertido el colectivo del PP. PODEMOS no tiene que justificar nada, ni
exculparse sino seguir en su línea de trabajo, respetando sobre todo los
derechos humanos universales, para conseguir devolver el poder a los
ciudadanos, que la política se haga de abajo hacia arriba y no al contrario
como se viene realizando. Acabar con la acumulación de cargos públicos, con la
corrupción, con las desigualdades sociales, poner fin a la privatización de
empresas estratégicas: energéticas, de comunicación, transporte, etc. Derogar
las reformas laborales dictadas durante este periodo de falsa crisis o crisis
inducida con propósitos concretos de empobrecimiento de la población. Eliminar
los paraísos fiscales y los medios de evasión de capitales como las SICAVs, así
como endurecer las condenas por fraude fiscal. Derogar el Art. 135 de la
constitución para que pagar la deuda no tenga prioridad absoluta sobre las
necesidades de las personas. Auditar la legitimidad de la deuda tanto pública
como privada. Gravar con mayores impuestos a quienes más tienen, grandes
fortunas y grandes corporaciones empresariales. Establecer el referéndum y las
ILPs como figuras vinculantes de la participación ciudadana en la política del
país. Volver a conseguir los niveles de bienestar a que tenemos derecho en
cuanto a sanidad, educación, condiciones laborales, libertad de expresión, etc.
Hay mucho más,
el programa que presentó PODEMOS para las elecciones europeas es mucho más
amplio y humano, pero claro ha caído como jarro de agua fría entre las cúpulas
de los partidos políticos, acostumbrados a las grandes mamandurrias y
privilegios que su sistema capitalista elitista, les proporciona. Claro, que
nosotros no pertenecemos a ese sistema, lo mantenemos pero no somos socios, no
tenemos entrada y lo evitan con las fuerzas de seguridad, que pagamos nosotros.
Nos han despojados de cualquier ápice de poder porque sus decretos
dictatoriales lo impiden. Han invertido el sentido de lo que han de ser servidores
públicos y cuando volvemos a decir que el poder es nuestro, que lo reclamamos,
entonces nos tachan de antisistemas, terroristas y todas esas gilipolleses que
salen de la boca de todos esos que llevan una temporada ladrando. Ladran en
lugar de estar buscando soluciones para arreglar el roto que han provocado en
la sociedad española. Ellos hacen mucha tele, muchos almuerzos de “trabajo”,
muchos viajes, pero de trabajar poquito. Eso si, la corrupción se les da
fabulosamente.
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