Recuerdan
ustedes aquel anuncio televisivo de RENFE cuyo slogan era: “Papá ven en tren”,
pues que lo haga si puede o si las vías llegan allí a donde esté papá. La
empresa pública ADIF ya acumula 900 millones de euros de impago a las empresas
constructoras que trabajan para ADIF para completar la red ferroviaria
prevista.
El plan de
inversiones de ADIF para finalizar la red prevista es de catorce mil millones
de euros, de los cuales aún le faltan cinco mil millones de euros. ADIF dice
haber negociado con el Banco Europeo de Inversiones un crédito, en condiciones
muy aceptables (interés del 2%), seiscientos millones de euros, y es aquí donde
sucede algo curioso, Montoro se niega a autorizar la operación; tal vez porque
si les hace falta cinco mil millones y ya llevan un retraso en el pago de
novecientos millones, les hace falta cinco mil novecientos millones de euros.
¿Qué van a solucionar con seiscientos millones de euros?, endeudarnos más y
quedarse igual, pues al no ponerse al día de sus impagos las empresas
constructoras están parando las obras. Supongo que Montoro ha de pensar, si es
que alguna vez lo hace, que de ninguna forma se va a poder completar el
proyecto previsto por ADIF y como dije antes, los españoles nos volvemos a
quedar con el marrón de la deuda.
ADIF lleva
desde Enero sin pagar las certificaciones de obra a sus contratistas lo que ha
generado una alarma entre las empresas constructoras. ADIF está indignada por
la situación, puesto que Hacienda que ha promovido la lucha contra la morosidad
(pagos a 30 días) a proveedores, está impidiendo que ADIF se ponga al día. Eso
dice ADIF, pero con las cifras dadas con anterioridad, vemos que ADIF patalea,
pero la realidad es que está embarcada en algo para lo que no tiene dinero y
una vez más, está muy bien proyectar obras faraónicas, pero hay que hacerlo de
un modo más razonable atendiendo a los momentos que estamos viviendo y a lo que
se recaude.
Sobre este
último extremo habría mucho que hablar, España es una casa muy mal gestionada,
de otra manera no se entiende que tenga que endeudarse como está endeudada. El
agua nos llega casi al cuello y sigue siendo saqueada por la corrupción y la
evasión de capitales de las grandes fortunas y corporaciones empresariales. A
pesar de todo ocurre casos como este, que una empresa pública actúa como si
fuera a lo suyo, como si fuera el niño chico que patalea porque quiere el
juguete que su madre le ha quitado. En cualquier hogar de España, en cualquier
familia sensata, se ajustan los gastos a los ingresos, algo que se debería
hacer en España empezando por escudriñar los trasfondos de las instituciones y
empresas públicas, las duplicidades, la acumulación de cargos públicos por los
que una persona cobra dos o tres sueldos, las pensiones vitalicias, las
oficinas, secretarias, escoltas y coches oficiales con su correspondientes
choferes, etc., que se destinan a personas desvinculadas con el mundo público. Primero
habría que hacer limpieza a fondo y empezar a manejar el dinero público con
cabeza porque los que sueñan y viven un mundo por encima de sus posibilidades
son los altos cargos de los distintos ministerios, etc.
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