El descontento
es continúo y manifiesto, no hay alegría al comprar, tampoco al pasear y ver
como se suceden los locales cerrados con los carteles anunciando: Se vende o se
alquila y su correspondiente número de teléfono. Locales que meses atrás
estaban abiertos y alguna familia estaba tratando de sacarse el jornal para ir
tirando, pero ya ni eso fue posible y desistieron, tuvieron que dar el
cancelazo debido a las pésimas políticas económicas que los últimos tiempos se
respiran.
Las políticas de austeridad traen esto,
apreturas para los de siempre, para nosotros, los ciudadanos, los que perdemos
nuestros trabajos o tenemos que cerrar nuestros pequeños negocios, los que no
tenemos pensiones vitalicias, los que no podemos jubilarnos hasta los 67 años,
etc. No podemos comprar con alegría y otros no pueden vender con la misma
alegría, por lo que otros tampoco pueden fabricar con alegría y todo esto
sucede mientras otros se enriquecen de nuestra pobreza y se llevan los dineros
a Suiza, estafan a Hacienda y se saltan a la torera las reglas del juego que
tanto proclaman; pasando de contribuir para enriquecer el Estado y que pueda
revertir esta bonanza en bienestar para todos los ciudadanos, para mejorar las
infraestructuras de la ciudad, etc.
Algunos solo
entendieron una parte de esto y se dedicaron a hacer negocio desde su puesto o
cargo público, dando adjudicaciones a sus amigos o a aquellos empresarios que
han movido cantidad de dinero negro en comisiones, del que, de nuevo, el fisco
no se ha enterado de nada.
Ahora caen
como moscas en la miel, quedan apresadas por su patas y estos delincuentes caen
por su avaricia, por su desfachatez, por su sinvergonzoneria y por sus cuentas
en paraísos fiscales. Engaño y más engaño, corrupción a la española, violación
a la ciudadanía sin vaselina que suavice el asunto.
Parece que
ahora los jueces ya sienten tanta aversión al panorama de corrupción que se han
puesto manos a la masa y no dejan de destaparse estafas tras estafas,
malversaciones, prevaricación, blanqueo de dinero y todo tipo de delitos
achacables a estos malhechores que vienen campando a sus anchas por toda la
geografía española. Si nos presentaran el mapa político de España más bien se
parecería al secadero de chorizos de un matadero de la más pura serranía
onubense y como me cae gracioso el dicho que tanto hemos oído en los últimos
tiempos: “No hay pan para tanto chorizo”.
Hace falta un
cambio de régimen, lo que tenemos no nos vale, llevan tres años y solo han
movido ficha a favor de los bancos, de los empresarios, de las grandes
fortunas, inversores, en contra y siempre con preferencia a lo que necesitamos
los ciudadanos. Los ciudadanos somos el verdadero poder, somos cuarenta y
tantos millones, ellos son unos miles nada más.
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