Amanece en la
ciudad, es un momento de júbilo porque significa que además de ver un nuevo
día, cabe la posibilidad de que sea hoy cuando ciertas personas puedan cambiar
su forma de pensar que han convertido en su forma de ser. Siempre albergo esa
esperanza, la de que “los malos de pensamiento y obra”, amén del tono religioso
que está tomando esta parte del escrito, cambien y comiencen a pensar en los
demás.
Sigue
avanzando la luz, casi es de día y me gustaría que fuese este día cuando
algunos empezaran a crear, a utilizar la inteligencia que la naturaleza nos ha
concedido, la que hemos acrecentado con el paso de los millones o miles de años
y que nos elevó a no se que cúspide de entre las demás especies animales y que
nunca he comprendido.
Tengo perros y
su mirada, su atención, su fidelidad, su amor hacia los humanos hace que me avergüence
de ciertos comportamientos, de las personas, tan comunes en la actualidad. Tú
eres su dueño y te admiran, sus ojos siempre están clavados en lo que haces, te
siguen con la mirada y si te alejas un poco saltan como un resorte, sin flojera
de ningún tipo, porque pareciese que el motivo de sus vidas, el centro para
ellos eres tú. Son animales, si, ya lo se, pero tan adorables, tan admirables y
tenemos tanto que aprender de ellos…
Con la mitad
de la transparencia del perro ya no habría que hacer una regeneración “pactada”
del mundo político, pues ya sería una realidad. La mentira se ha instalado en
las entrañas de la política de nuestro país, nuestros políticos se han
convertido en mentirosos compulsivos y quedan en evidencia un día si y otro
también. Los adelantos televisivos con sus grabaciones, en lo que se ha dado en
llamar: hemeroteca, demuestra que nuestros políticos mienten y mucho. Todos los
días quedan presos de sus palabras, de sus afirmaciones, de sus reprobaciones
porque tardan menos que lo que necesita una pompa de jabón para explotar en
hacer lo contrario de lo que dijeron.
Vivimos una
gran mentira y lo más destacable y lamentable para mí, es que mientras tanto la
vida posible que nuestra inteligencia es capaz de imaginar, así como que
nuestro esfuerzo y voluntad podría realizar, pasa de largo. Están jugando a la
vida de los ricos y a ignorar al resto de los mortales, convertidos solo en
contribuyentes de Hacienda y mulos de trabajo. Las vacaciones, el ocio, la gran
vidorra, las partidas de golf, las fiestas exclusivas, las transacciones
millonarias y oscuras, todo eso ha sido acotado y llevado a la diferenciación
del elitismo. A los demás nos consideran solo los peones de la partida, se nos
puede hacer los que ellos convengan, se nos pueden mal emplear, mal pagar, bien
explotar, vejar, etc.
Despertemos,
que el poder es de los ciudadanos, somos la mayoría social.
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