Hace algún
tiempo se me ocurrió que tal vez podría escribir sobre un tema que otra persona
propusiera, estaba poniéndome a prueba, así lo hice y el tema fue la muerte.
Ayer comentaba este extremo a mi primo Francis y se me volvió a ocurrir la idea
de retarme con un tema que él me propusiera, dijo: “anda, primo, escribe sobre
el sexo”. El tema tiene su cosita para hablarla en público, así que voy a tirar
a ver qué sale.
Todos tenemos
sexo, pues cuando rellenamos impresos nos encontramos con que nos lo preguntan:
¿cuál es su sexo?, e indicamos: hombre o mujer. Bueno esto es un empiezo.
El sexo tendrá
que ver con lo que lleva uno entre las piernas y que se dieron en llamar
genitales, supongo que será por aquello que con estas partes transmitimos
nuestros genes en el acto de la reproducción o perpetuación de la especie. Por
tanto, el sexo debe ser el instinto primario o animal que todos llevamos
dentro, en nuestra genética y en nuestra mente para que nuestra especie continúe
en el tiempo.
El sexo también
es un acto de culminación de una fuerte atracción, del amor; es el deseo del
otro y la búsqueda de placer. Para otros se ha convertido en un vicio, en
muchos casos es una necesidad, que finaliza en explosión y como dije antes, en
placer. En otros casos, afortunadamente en reducido número, se ha convertido en
enfermedad y en prácticas inmorales, perseguidas por la ley, como es el caso de
los pederastas. Personas que no canalizan adecuadamente el deseo del sexo, supongo
que tienen complejos o trastornos y no orientan su sexualidad hacia donde y con
quienes debieran, habría que decirles aquello: “metete con la gente de tu edad”.
En el sexo
como en todo lo demás en la vida, hay mucha leyenda urbana, hay mucho tabú,
mucha comparación y cuando queremos ser otro, dejamos de disfrutar plenamente.
En este como en otros aspectos debemos aceptar lo que hay y entregarnos a tope,
amar si es posible y se da el caso para ello, porque como saben el sexo se da
con amor y sin ello, puro vicio, ni bueno ni malo, el placer por el placer.
¿Entienden que
los religiosos y religiosas no pueden dar salida a este tan natural acto de
placer y bienestar?, yo no lo entiendo. Tal prohibición contra natura debiera
revisarse porque hacer sexo es una vía de escape fisiológica en ciertos
momentos y por tanto necesaria de ser practicada, para mantener la salud física
y mental de las personas. Algunos dirán que se puede vivir sin sexo y es verdad
pero un tiempo más o menos largo y quizás cuando seamos demasiados mayores,
pero la vida es tan bella y los cuerpos que nos atraen son tan hermosos, que lo
contrario a lo que se siente y que a aquellas personas se les impone, es
represión.
Cuando se nos
reprime se nos abre una vía para enfermar, así que mejor demos riendas sueltas
y hagamos el amor cada vez que tengamos oportunidad. ¡Sean felices!
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