Los
delincuentes a la cárcel, no en las instituciones, el gobierno o en las calles.
Exigencia de los dineros sustraídos y a hacer jornadas de trabajo de 8 horas
para beneficio de la comunidad. Así han de pasar sus días los reos, ya está
bien de estar de vacaciones en las prisiones.
Los parados
han de tener un subsidio mínimo que les permitan vivir, como si fuera un
salario. De igual modo que los presos, que reciban su ayuda o salario como
parado, pero que lo hagan realizando jornadas de 8 horas para beneficio de la
sociedad. Se puede aprovechar la experiencia y formación de los parados para
asignarles tareas acordes con las mismas.
Los jueces
tienen que ser seleccionados, como si se tratase de una empresa privada, por
méritos y no por amiguismo o colores de partidos. Exámenes, currículos y
entrevistas; que ejerzan los mejores capacitados, los más preparados con
independencia de todo aquello que ahora se utiliza para elegir a los más afines
a ciertas ideologías, generalmente las del partido que está en el gobierno.
Las leyes se
han de cambiar para que contemplen aspectos sencillos como los expuestos, para
que no existan la cantidad de reductos o salvoconductos con los que cuentan los
delincuentes en estos días. Tiene que existir el apresamiento directo y urgente
de aquellos a los que se les hallen culpables de delitos, en lugar de los
interminables procesos judiciales, que nunca llegan a su fin y dan lugar al
famoso: “ha prescrito”.
El poder tiene
que retornar a los ciudadanos, por lo que se ha de conformar un nuevo orden que
produzca un sistema nuevo que se sustente sobre nuevas estructuras. Estructuras
que se levanten para preservar los derechos de los ciudadanos, que nos los
demos nosotros mismos, que no vengan a marcarnos el ritmo de cómo hemos de
vivir. Es nuestra sociedad, somos nosotros y nosotros somos los que debemos
elegir la forma o el proyecto de vida que queremos.
Desde hace
muchos años ajenos a nosotros han llegado y nos han doblegado por la fuerza,
primero por la bruta, el miedo al castigo físico, a la desaparición y a la
muerte; luego se adueñaron del sistema gubernamental amparados por que fueron
votados. Nosotros no les dimos los votos para que nos machacaran, nos oprimieran
o nos impusieran lo que mejor han decidido, que casi siempre es lo que más les
conviene a ellos. Parece negativo o tremendista, pero echen un vistazo a la
política del país y ya verán como votar cada cuatro años es un juego que da
risa y sirve para que lleguen unos, cambien cuatro cosillas y el grueso del
tema ni lo tocan; los privilegios y las mamandurrias las han heredado unos de
otros y no han hecho el ruido que el PP ha dado con la herencia recibida. Esa
otra herencia de la manga ancha ni la nombran ni la cambian. Hace falta mucha
casta y honestidad para hacerlo, para pensar en los ciudadanos y para estar lo
suficientemente equilibrado mentalmente como para darse cuenta de qué están
haciendo en el presente, quiénes son, a quiénes están sirviendo y qué quieren
hacer en el futuro. ¿Cuál va a ser la herencia que vamos a recibir los
ciudadanos de esta partida de ineptos?
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