Ya escucharon
ustedes ayer al profesor Santiago Niño Becerra en la Sexta Noche y habló pero
que bien clarito, vamos, que se le entendió todo. Lo de la crisis todavía va
para largo, posiblemente, hasta el 2020, que es la fecha pactada por los
Estados miembros de la UE, en la Ley de Estabilidad Presupuestaria, para
alcanzar una deuda pública del 60 %; algo que será imposible pues la
productividad ha descendido. De paso, al hilo de la situación, añadió que la
deuda contraída por España y demás países era imposible de pagar en su
totalidad, que sería necesaria la reestructuración de la deuda, alargar los
plazos o hacer quitas, pues de lo contrario no se podría hacer frente a la
deuda. Un dato significativo era que se prevé crecer en una cantidad próxima a
los treinta y un mil millones de euros en 2015, pero solo los intereses de la
deuda que hay que pagar en este mismo año son de treinta y seis mil millones de
euros. Las cuentas no salen, lo que supondrán más políticas de lo mismo,
recortes y más recortes, perdidas de puestos de trabajos fijos y más maquillaje
de cifras de desempleados con más precariedad laboral, se cambian puestos de
trabajos de 8 horas, fijos y con un salario decente, por dos o más minijobs de
200 ó 300 €, cada uno, pero al final se trabaja menos y en peores condiciones;
la producción disminuye.
Este es el
panorama desolador que tenemos por delante, aunque haya quienes no lo admitan y hayan lanzado
las campanas al vuelo, con el solo propósito de confundir al potencial
electorado. Vienen elecciones y sería sumamente honesto y humilde reconocer que
vamos fatal, que no hemos mejorado en nada, que la cosa no pinta bien y que no
tenemos capacidad, actualmente, para salir del
fango donde estamos metidos; pero al mismo tiempo impopular, pues la
inercia de la sociedad es la mentira, gusta que te digan lo que quieres oír
aunque sea una falacia porque la verdad es la que es y no siempre se sabe
digerir; la verdad duele.
Tengo claro
que este no es el camino, que las políticas han de cambiar y que el
adelgazamiento de la Administración pública no llega, seguimos manteniendo las
duplicidades y aquellos departamentos o secciones que no hacen nada o que hacen
bien poco como: el Senado o las Diputaciones. Sigo echando de menos el proyecto
industrial español para conseguir el pleno empleo, que tan poco interesa a los
empresarios porque vuelve a representar que el obrero adquiera poder; para los
empresarios es preferible un tanto por ciento elevado de paro estructural,
porque tienen donde elegir y son ellos los que fijan las condiciones de todo,
pues la gente desesperada necesita trabajar, necesita ingresos para vivir. Esa
cantidad de paro constante favorece mucho la precariedad laboral que ofrecen
los empresarios.
Les recomiendo
que busquen en Internet la intervención del profesor de economía, Santiago Niño
Becerra, que en cuatro pinceladas situó, magníficamente, la situación actual
del país así como la del futuro próximo.
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