Europa, “atendiendo a la urgencia
de luchar contra el cambio climático”, ha decidido que en 2030 las emisiones de
CO2, se han de reducir un 35%. Esta es la premura de la Unión para
descontaminar el Planeta, bueno, nuestra contribución, pero de inmediato el
sector del coche ha puesto el grito en el cielo. La primera respuesta ha sido
lanzar un órdago chantajista sobre la mesa de negociaciones para que los políticos
vayan sabiendo con quienes se están metiendo. Dicho chantaje hace alusión al desempleo
masivo que esa medida va a provocar. El gremio del automóvil no quiere que le
impongan, a pesar de tener tecnología suficiente en estos momentos, la
exclusiva venta de automóviles eléctricos. Ya he hablado en otras ocasiones al
respecto y, siempre llego a las mismas conclusiones a las que cualquiera puede
llegar… el coche eléctrico significa menos negocio para los actuales constructores
de vehículos a motor, pues como sabemos ese tipo de coche no necesita la
cantidad de cuidados y mantenimientos que se deben hacer a uno propulsado por
un motor de combustión interna, o sea, de los que conducimos casi todos, a los
que se les llena el depósito con combustible fósil. ¿Cuántas veces lleva usted
su lavadora al servicio técnico para que la revisen, cada cuántos lavados lo
hace?... no la lleva, ¿verdad?, al menos que deje de funcionar, pues imagine
que su futuro coche eléctrico se propulsa con un motor, guardando, las
diferencias de potencia y diseño, prácticamente igual al de su lavadora. No hay
cambios de aceite, tampoco de filtros de aire, filtros de combustible o filtro
de aceite. No lleva bujías ni tiene miles de piezas en continuo desgaste. No
lleva la famosa correa de distribución, tan temida de que se nos pueda romper y
nos origine una grave avería en el motor. En EEUU se hizo una prueba, allá
sobre los años sesenta, con un modelo eléctrico fabricado por General Motor y
tuvo tal éxito, que pronto los concesionarios de automóviles, red de talleres y
fabricantes auxiliares relacionados con piezas y recambios, hicieron tal
presión al Gobierno que pusieron fin al invento. Los usuarios estaban
encantados, sus coches eléctricos consumían muy poco, eran silenciosos, no
contaminaban y no requerían casi de ningún mantenimiento. Achatarraron miles de
coches que estaban en un estado formidable ante la presión de la industria, una
vez más un gobierno se pone de perfil ante la ciudadanía para ofrecer su mejor
cara a los empresarios, al dinero en definitiva. Eso es lo que comienza a
despertar en Europa… mejor que toda la población muera de cáncer de pulmón o
enfermedades cardiacas por la toxicidad del aire que respiramos, antes que los
grandes empresarios y holdings mundiales pierdan una parte de sus beneficios.
Llevan toda la vida incrementando su volumen de negocio y ganando miles de
billones de dólares, pero llegados a este momento crítico no ceden, vuelven a
poner el pie sobre el acelerador, nunca mejor dicho, y en un acto de
insensibilidad social, reclaman seguir contaminando para llenar las cuentas
corrientes de sus empresas.
Menos mal que los cobardes
gobernantes pactan medidas, que debieran ser urgentes, para dentro de unos
pocos de años, porque de haber gobernantes valientes que centraran su mira
sobre el bienestar de las poblaciones y acordaran medidas más drásticas y
urgentes, la sangre ya hubiera empezado a correr por las calles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario