Apenas me he atendido
últimamente, he estado demasiado ocupado en asuntos ajenos a mi ser. En este
momento me he sentado y me he dado cuenta que he vivido días en los que he
estado totalmente ausente, no he sido consciente, no estuve presente. Esos días
la cabeza estaba en una u otra cosa, iba de uno a otro lado, trataba de
resolver historias de esta existencia, no paré y ahora me he dado cuenta. Este
es el modo habitual de vivir de la gran mayoría, inmersa en decenas de asuntos
ajenos al ser interior, vividos al margen de él y sin darle, ni siquiera, la
oportunidad de expresarse. Él que es todo amor y bondad, cede todo su
protagonismo al ser mental que lleva la programación adquirida. Se retira, da
un paso al lado y observa mientras gastamos nuestras energías en la dispersión,
es así como frecuentemente pasamos las páginas del libro de nuestras vidas.
Lo siento, todo lo que puedo
hacer es pedirte perdón por olvidarte que es lo mismo que decir: por olvidarme.
No hay nada como volver, poder hacer una respiración amplia, profunda, cerrar
los ojos y descansar. Parar es necesario, casi todo lo que nos rodea nos
empuja, hay que saber decir: “alto”. Hay que dedicar un poco de tiempo para sí
aunque haya muchas cosas por hacer o estén pendientes de atención, todo tiene
su momento, ¿a dónde vas con tanta prisa o tan preocupado/a? Nada se acaba sino
que muta o cambia, seguro que habrá otro momento en el que aparecerá de nuevo.
Nuestra forma de ver las cosas también cambia, no interpretamos del mismo modo
las situaciones que vivimos de pequeño, que situaciones similares con una edad
adulta y, no digamos, cuando se es mucho más mayor. Nada es lo suficientemente
importante como para que nos tengamos que sentir mal, todo es relativo o, como
dicen otros, dependen del cristal a través del que se mira.
Respira, respirar es muy
importante, no solo porque si no lo haces te mueres, sino porque la calidad de
la respiración energiza nuestros cuerpos y centra nuestras mentes. Siempre que
la respiración no sea la adecuada está delatando que algo no va bien, que
estamos viviendo una situación, contrariados, forzados, sin entender lo que
sucede, obligados, comprometidos pero sin querer pasar por ella. Cuando somos
auténticos todo fluye, aunque ser auténticos no puede ser la excusa para
convertirnos en seres caprichosos, que solo acceden a lo que les gusta.
Diferente es, convertir todo lo que nos toca en una oportunidad de aprender y
adquirir experiencia de algo. Sabiduría es, saber amar todo, hasta aquello que
no nos gusta hacer, por lo que no nos gustaría pasar. Todo lo que llega a
nuestras vidas, entiendo, son experiencias que necesitamos para completarnos.
Por tanto, no debemos rehusarlas sino enfrentarlas con la actitud adecuada.
Acuérdate de ti siempre porque
siempre estás presente aunque no seas consciente de ello. Viajas en tu cuerpo,
que es tu vehículo, acompañas a tu personaje siempre. Debemos prestar más
atención a nuestro ser, él está ahí, nos habla si nos paramos a escucharle, por
eso es tan importante parar.
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