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El dinero, mejor dicho, el poder
que otorga el dinero no debería conceder licencia para matar; es lógico, nadie
debe ordenar la muerte de otro ser, parece normal que pudiéramos vivir con ese
respeto de los unos hacia los otros, pero no es así. El periodista Jamal
Khashoggi entró hace unos días en el consulado saudí en Estambul y nunca más
salió de allí, su novia le esperaba en la puerta y no ha sabido nada de su
estado o paradero hasta que ha trascendido que le han quitado la vida salvajemente
en el interior del consulado. Según dicen los medios le han troceado en vivo…
¿hay algo más cruel que le pueda suceder a un ser humano, que te arrebaten la
vida por nada?, bueno, los responsables dirán que tenían motivos para hacerlo,
de lo contrario no lo hubieran hecho. ¿Una crítica merece la muerte?, los
responsables ideológicos y los actores directos implicados en el asesinato,
¡ojala!, no descansen jamás, que el pesar les corroa, que se conviertan en
infelices para el resto de sus vidas. Nadie puede ir por ahí matando a la gente
y, menos aún, librándose de todo castigo frente a la sociedad y al mundo, por
muy altos cargos que los responsables ostenten… ¡se merecen que el mundo entero
les desprecie, a ellos y a todos los que odien hasta matar!
Los demás países no son capaces
de dejar de comprar petróleo de Arabía Saudí, no tienen valentía para seguir
sus vidas ignorando a quienes actúan tan cobardemente, dejando de venderles
armas; si todos les dieran con las puertas en las narices por su forma de
someter a la gente, se podrían quedar con todo su petróleo, se les acabaría el
chollo. Si se les cerraran las fronteras y los mercados, ya me dirán ustedes,
sé que pido un imposible, son demasiadas personas que se levantan para hacer
negocio y multiplicar sus fortunas. Sé que hay demasiada gente sin escrúpulos
de ningún tipo, sé que hay gente sin corazón o enfermas, realmente desquiciadas
como para trocear a otra persona por que el peso de unas letras han hecho que
se dispare el mayor odio posible contra un ser humano. ¡Ya está bien de
intereses monetarios!, hasta dónde puede llegar la broma del oro negro, los
coches de lujos, fiestas y vicios. Hacia afuera religión, hacia dentro crueldad
y perversión, ¿quién les para los pies a esta gente que dan tan poco valor a la
vida de otra persona?
Por si había duda de si el
régimen de Arabia pisoteaba los derechos humanos, ahora no tenemos ninguna, nos
han convencido, una embajada o un consulado, en este caso, si es de Arabia
Saudí, puede ser la casa de los horrores; entras, pero no sabes si vas a salir,
o estás con ellos y sus prácticas, normas, etc., o te cuesta la vida en el
primer patinazo o metedura de pie. Es un régimen que no perdona y, ¿ellos se
merecen algún perdón?, es una monarquía totalitaria… ¡aquí se hace lo que me
salga de mis santas partes!, no se admite crítica y hacer periodismo manso está
pasado de moda, ahora los medios te hacen una radiografía apenas te columpies.
Un periodista sin libertad de expresión es una grabadora o un escáner, tan solo
reproduce una copia del mensaje original, de ahí no puede salirse. Eso no es
informar objetivamente, eso es estar a las órdenes del que manda, eso es decir
solo lo que te autorizan a decir, lo que quieren que la gente pueda oír o leer
y, ya no estamos en esos tiempos inquisitoriales. Si te has quedado rezagado,
ponte las pilas, alimenta tu conciencia, aviva tu corazón, comienza a amar y
transforma el mundo para bien de la humanidad… lo demás no tiene sentido,
morirás momificado en tu propia miseria por muchos título de rey que te hayas
otorgado a ti mismo.
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