El Presidente
del Gobierno, con cara triste e impotencia, propone que la medida de confinamiento se alargue otros quince
días, algo que deben aprobar en el Congreso, verdaderamente esto me preocupa,
se ve que esto del mal provocado por el virus va en serio a nivel de repercusión
física e, indudablemente, a nivel laboral, productivo, económico, etc. ¿Un
virus nuevo sale de la nada?, aunque ahora qué más da de dónde provenga, ya
está entre nosotros, con nosotros y parece que deseoso de reproducirse y contagiar
cuanto más mejor. ¿Es esta la excusa perfecta para que todos los gobernantes
mundiales entiendan que no se puede ignorar a otras zonas deprimidas del mundo,
si es que este virus es producto de la insalubridad de esas partes del Planeta.
O caminamos todos, o en una de estas, si no es en esta, nos vamos todos a hacer
puñetas.
Tengo mucha
inquietud, en primer lugar por la salud de todos y, en segundo lugar, por el
trabajo de todos, ¿qué va a suceder, quiénes nos van a pagar si no se puede
trabajar para evitar los contagios masivos? Los gobiernos tendrán algún
remanente, que según nos han hecho ver en los últimos años, no debe ser muy
abultado. El BCE es alimentado por esos mismos gobiernos, así que de dónde
demonios va a salir el dinero que hará falta para que todos podamos comer
diariamente, fíjense que solo menciono algo tan básico e imprescindible como es
alimentarnos, no voy más allá, ¿qué vamos a inventar?
Hay gente muy
positiva que dice que esto en pocas semanas está pasado y el ritmo volverá, en
pocos días, a ser el que era. Yo creo, sin querer ser pesimista, que un país,
que se para o queda a ralentí, es una estructura tan compleja que echarle a
andar y que vuelva a coger su velocidad de crucero es cuestión de tiempo, tal
vez demasiado tiempo para aquellos que se van quedando descolgados del pelotón,
haciendo un símil ciclista. Todos vamos enterándonos a diario de gente próxima
o familiares que han quedado en casa de momento sin conocer, porque nadie les
ha dicho nada, qué va a suceder con su puesto de trabajo, con su salario, con
su forma de vivir y hacer frente a sus deudas. Por otro lado, hay otros que
están en una situación semejante tras haberles incluido sus empresas en los
famosos ERTEs (Regulación temporal de empleo) De momento van a sus casas, antes
se decía a la calle, pero como ahora tampoco se puede ocupar la calle por las
buenas, diremos a sus casas, al confinamiento forzoso y, llamémosle, solidario.
Unos a dar vueltas por el piso, otros a ver la tele todo el maldito día, otros
aprovechan para leer, hacer gimnasia y muchos para hacer llamadas por el DUO a
media familia, al menos se ven todos o casi todos y se oyen como pueden, porque
si hablan varios al mismo tiempo, algo muy normal, se ríen pero no se enteran
de nada o casi de nada…, bueno, una forma de pasar el tiempo. Otros estudian y
muchos otros se aburren hasta que llegan las ocho de la tarde para aplaudir a
los médicos, enfermeros, auxiliares, limpiadoras, etc., de los hospitales que
están arriesgando sus vidas para ayudar a otros a que las mantengan.
Los que
tenemos un jardín salimos a pasear por él, nos da el sol y el aire, aunque
nuestro perro no entiende qué sucede y nos da vueltas, animoso, como si le fuéramos
a sacar a dar un paseo por la urbanización como hacíamos antes de esta
normativa de estar metidos en nuestros domicilios. Voy de una punta a otra de
la parcela, voy y vuelvo, el perro no se despega, vaya a ser que en uno de
aquellos giros me dé por abrir la puerta trasera y nos vayamos a caminar, él
debe estar pensando que va a ocurrir en cada llegada a las proximidades de la
citada puerta. Hemos salido muchas veces por ella y el perro lo sabe, así que
se imagina que aquella vuelta será la definitiva para escapar libremente y dar
unas carreras, pero se confunde y permanece como yo confinado en la propiedad.
Esta situación
nos debiera enseñar a todos que para sobrevivir debemos idear un sistema social
global, ya que está tan de moda la palabreja, que cuide del bienestar general,
y en el que tengamos cabida todos, que se preocupe por la felicidad de todos,
por la buena salud de todos, por el empleo de todos, por apoyarnos, respetarnos
y colaborar todos con todos…, esta es una buena ocasión para cambiar el rumbo
egoísta y avaricioso de algunos. La primera oportunidad para demostrar que
hemos cambiado la van a tener los que vienen diciendo que van a sacar una
vacuna contra el bicho, a ver qué plantean, qué precio ponen a la vida de los
demás, cuánto les importan los otros.
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