Cuál no ha
sido mi sorpresa esta mañana, que echando un vistazo a algunas noticias por
Internet, me encuentro con un artículo que recoge la creencia de Miguel Bosé,
ya sé, no es ningún científico, yo tampoco lo soy, pero casualmente intuí al
principio de la pandemia, cuando surgió un brote tan centralizado en Wuhan, que
podría tener algo que ver con la puesta en marcha de las emisiones 5G.
Cualquiera lo puede comprobar en mi blog, podréis encontrar dos escritos, uno
que titulé: ¿Qué estamos haciendo con el Planeta?, de fecha 15 de febrero, en
el que toqué lo de las emisiones del 5G y sus posibles efectos dañinos, de un
modo más general. Sin embargo, en otro escrito publicado igualmente en mi blog,
varios días después, el 26 de febrero, al que titulé: Covid-19, hay sí, lo
relacioné de todas, todas, porque lo sentí en mi interior tal como me expresé
entonces.
Hoy, al leer
estas notas de Miguel Bosé, que habla en el mismo sentido me siento reforzado y
lo vuelvo a recalcar, lo que ocurre es que con la tecnología y “el progreso”
hemos topado. A ver quién es el guapo que le pone el cascabel al gato. Hace
años yo visitaba a un médico, médico oficial de carrera reglada, me esfuerzo para
que no crean que era un curandero, era un médico como tantos con su título
oficial de la Universidad de Sevilla. Este señor trataba las dolencias con
frecuencias, tenía una serie de máquinas alemanas que emitían diferentes
frecuencias para normalizar la función del cuerpo, pues entendí que una
enfermedad era en el fondo un cambio de frecuencia y actuando sobre ella, se
podría llegar a sanar. Por la misma razón, si nuestro organismo se ve sometido
a radiaciones de diversas frecuencias, cada una de ellas le invade, le
atraviesa y produce algo, que quizás no interese conocer.
Llegados a ese
punto, justo cuando en China comienzan las emisiones del 5G, así como conforme
se han ido emitiendo por el resto del mundo, los países se han visto invadidos
de dolencias múltiples en el cuerpo de sus ciudadanos, con mayor o menor
gravedad e incidencia en el tracto pulmonar en según qué tipo de personas,
genética, edad y estado de salud anterior a las emisiones… ¡llamémosle pandemia
del virus!
Cuando toda la
tecnología gira alrededor de lo último, y todos los implicados comienzan a
hablar de las excelencias de lo nuevo, y se pone en marcha toda la industria
mundial incorporando eso tan bueno, los gobernantes comprados de algún modo por
el emporio industrial mundial, son incapaces de detener eso llamado progreso
hasta conocerse los efectos sobre nuestra salud. Es curioso que para que un
medicamento, o una vacuna, salgan a la luz y se usen en humanos con regularidad,
tengan que pasar años, diferentes fases de pruebas, estudios de resultados,
posibles efectos adversos, etc., y alguien pueda irradiar el Planeta sin que
nadie nos certifique ser inofensivas las radiaciones para la salud. Las
autoridades mundiales tienen que responder de esto, es su responsabilidad preservar
la vida de la población, el bienestar de la misma, y permitir que algo para lo
que no tenemos defensa alguna el conjunto de seres vivos, se ponga en marcha
tras hacerse concienzudos estudios, que tal vez lleven años de trabajo, que es
lo que la industria no está dispuesta a esperar. Entonces, debemos deducir que
las autoridades de cada país traicionan a los suyos, se venden a los
empresarios poderosos, y se demuestra una vez más que la salud de la ciudadanía
le importa una leche a toda esa gentuza.
Llegados a
este punto, y para desviar la atención de la ciudadanía hacia donde interesaba
a los sometidos y arrodillados que nos gobiernan, la tele no ha dejado de
emitir el bichito ese lleno de trompetitas en todas direcciones, ha sido el
fondo de cada emisión, hasta hacernos soñar con él o que no tuviéramos duda
alguna que es un virus el causante de todo el mal que venimos sufriendo. Es por
ello, que todas las emisiones, informativos, debates, etc., no han dejado de
hablar del bichito ni un solo día hasta que nos quedara grabado en nuestros
cerebros, ninguna duda sobre la exposición a las nuevas radiaciones 5G; somos
una alcantarilla por la que se puede verter todas las aguas sucias que las
autoridades quieran, eso han debido creer.
Algunos
ciudadanos tenemos poca confianza en el sistema, sabemos que nos ocultan
cantidad de información, todos los países tienen sus grandes archivos de
documentos que no desclasifican porque no les dan la gana que nosotros y
nosotras sepamos que sucedió en momentos determinado de nuestra historia. ¿Qué
derecho tiene un sector minoritario de la población a saber ciertas cosas, y el
resto de la población, no? Nos traicionan, que no le quepa la menor de las
dudas. Mantenemos a un plantel de conspiradores contra los pueblos, así sucede
en todos los lugares del mundo.
Si esto parece
descabellado, por qué nadie certifica y garantiza la inocuidad de las
radiaciones 5G. Por qué no lo dicen abiertamente. Y si lo hacen, sabiendo cómo
hacen sus componendas, no se preocupen que se ponen de acuerdo y todas las
víctimas de las radiaciones, lo han sido de tal o cual enfermedad oculta del paciente.
Ya se encargan de decir ellos, de qué enfermamos nosotros, y como siempre ha
sucedido, cuando no se sabe de qué enfermó, se culpa a algún virus.
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