¿EL ANSIA DE PODER LES PERMITE PENSAR EN LA GENTE?
Al ver que la
economía del país en manos de los políticos es como un saco sin fondo, no hay
más remedio que contener los gastos, pero esto no se ha de confundir con los
recortes de tiempos pasados en asuntos esenciales para el bienestar de la
población. El principio primero de la política debiera ser buscar soluciones a
los problemas que sufra la ciudadanía en pro de asegurar las mejores condiciones
para vivir bien y lo más seguro que se pueda, sin mermar el avance en
investigación y progreso en todas las áreas. Todo ello sin marginar a nadie,
procurando que la educación, la formación y la integración social y laboral,
sean reales y para todos.
No entiendo
por qué gestionar un país ha de ser algo distinto a como todos tratamos de
gestionar nuestra casa, quiero decir, tratando de no exceder nuestros gastos
con respecto a nuestros ingresos. Tampoco vamos por ahí regalando nuestro
dinero, o contratando con las empresas más caras, ni le permitimos que nos
pasen una factura abultada por más importe del pactado. Cada uno mira por su
dinero y lo trata de estirar cuanto puede para alcanzar el final de mes sin
tener que acudir a un banco para que le conceda un crédito, porque a nadie le
viene bien pagar intereses cuando va ajustado. Mejor es vivir siendo consciente
de las posibilidades de cada casa, pues eso es lo que yo le pido a los que se
han dado a sí mismo el privilegio de manejar el dinero público. Lo digo así
porque son ellos los que han hecho las leyes y los que las mantienen como
están, concediéndose a sí mismos los derechos sobre las contribuciones
monetarias de los ciudadanos, en base a unos presupuestos que no nos consultan
y en los que incluyen cantidad de regalos o subvenciones que con sus dineros no
harían. A la Iglesia se le está dando, según he leído en prensa, unos once mil
millones de euros anuales, más como saben, no se les cobra parte de los IBIs de
esos edificios de los que se hicieron propietarios con las inmatriculaciones
que concedió Aznar a precio de saldo. ¿Qué razón justifica este saqueo de lo
público?, ¿cuántas asociaciones de todo tipo y motivo se benefician del dinero
público?, ¿los políticos donan su dinero para todas las causas que les soliciten
apoyo?, vuelvo a preguntar: ¿por qué lo hacen con el dinero que es de todos
para pagar nuestros servicios públicos?
Después está
todo ese concierto con centros escolares, residencias de ancianos o servicios
prestados por centros de sanidad privada. Debemos tender hacia un país auto
suficiente, se debe regalar menos dinero, e invertirlo adecuadamente, sin robos
ni comisiones que vayan a parar a bolsillos privados o particulares. Hay que
tener tantas plazas escolares en colegios, institutos o universidades como
pueda requerir la población en esas edades, y nada de pagar un euro a centros
privados. A esos centros privados que vayan los hijos de aquellos que deseen
que sus hijos estudien en centros privados y lo paguen todo de su bolsillo.
Igual para las residencias de ancianos, debemos tener tantas plazas públicas
como se requiere para la cantidad de población mayor que hay en nuestra
sociedad. A partir de ahí, que hay familias que prefieran gastar su dinero,
pues que se paguen una residencia privada. Y en el tema sanitario lo mismo, no
lo repito para no cansar a nadie. Esto de las privatizaciones en cubierto,
dando vidilla a las empresas privadas, representa la incapacidad de la gestión
de los gobiernos de España para emplear sus dineros adecuadamente en las
necesidades que va demandando su población. También es la connivencia entre los
gobiernos y los empresarios para dar beneficios a estos, que después
compensarán a los políticos de turno a las claras con las puertas giratorias, o
untándoles sin que nadie se entere.
A parte de lo
dicho, hay que resaltar lo que es tan corriente, que la Administración pública
pague en muchas ocasiones dos o tres veces el valor de la obra motivo del
concurso o adjudicación de que se trate. Tal vez, los motivos que propician que
eso suceda vuelve a tener las mismas premisas expresadas antes, que se pueden
resumir en: “yo te doy, tú me das”. Todo el abultamiento del valor de cada
adjudicación sale de nuestros bolsillos, y si no lo hace directamente, se
convierte en parte que viene a engrosar la ya ruinosa deuda pública, que nos
cuesta miles de millones en intereses, y que además es más elevada que todo
cuanto pueda generar el país en un año, lo que todos conocemos como PIB
(Producto Interior Bruto).
Si tú en tu
casa tienes contratado a alguien, o en tu empresa, y parte de lo pactado es
pagarle el transporte, si no va a trabajar, evidentemente, ese día no se lo
pagas, ¿por qué sus señorías cobran dietas cuando han estado confinados y sin
ir al Congreso?, esto no tendría que hacer falta decirlo si los políticos
tuvieran vergüenza, pero resulta que no, que no la tienen. No asisten por
cuarentena, por confinamiento o por vacaciones, pero no perdonan las dietas. De
otros se ha sabido que teniendo vivienda en Madrid, al ser de otra región,
cobran impunemente la aportación para alquiler por estar desplazados… ¡es una
pasta! A este abuso habría que añadir las subidas del 25% o 35% de sus
salarios, ¿dónde se ven subidas como esas, en qué sector, a qué trabajadores se
las aplican?
Los políticos
se deben quitar el antifaz negro, ya pueden y deben hacerlo, y deben comenzar a
mirar por lo que es de todos como si fuera propio, lo contrario es
incomprensible. Deben administrar como si se tratase de sus casas, y cuidar a
dónde va a parar cada euro. Hay que cortar el grifo de los regalos de dinero
público, hay que reservarlo para las emergencias nacionales, para auxiliar a
los necesitados, y si tuvieran vergüenza proyectarían un país con lo
suficiente, sobretodo trabajo, para que nadie llegara a la indigencia, a la
marginalidad, a la pobreza y a carecer de ingresos. Hay que industrializar el
país, vuelvo a decir como ya expuse antes, el que quiera ser empresario que lo
sea, pero nosotros con nuestros dineros debemos poner empresas de todo para que
a nadie le falte un puesto de trabajo… ¡esto es fundamental!, y mientras los
políticos miren para otro lado, nos estarán traicionando, ellos saben que tener
trabajo es lo primero para que la sociedad marche, la gente consuma y todos
podamos vivir. Su obligación es conseguir una sociedad auto suficiente, en la que
no tengamos que soportar el chantaje de empresarios a los que se les ha dado el
privilegio de crear los puestos de trabajo, o el chantaje de los fondos
salvajes, financieros, y de sobrenombre: buitres.
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