Imagen: www.elespanol.com
Comienza el
rebrote por China, allá donde se originó, y como se suele decir: cuando veas
las barbas de tu vecino cortar, echa las tuyas a remojar. Estamos ante el
segundo episodio, al menos que se sepa, de la pandemia del coronavirus. La
segunda vuelta empieza cuando nosotros solo acabamos de llegar al final de la
desescalada, y no en la totalidad del territorio nacional. La gente aquí
confiada sale a la calle, a los parques, se aglomera en centros comerciales,
bares, plazas, calles, playas, y no es que tengamos o debamos vivir con miedo,
pero es incierto lo que pueda generarse de todo este descontrol llamado por
algunos: vuelta a la normalidad.
En algunas
playas se están hartando de hincar palos o de poner cintas, cuerdas, etc., para
parcelar la playa, que es como le han denominado, pero resulta que cuando vemos
esas imágenes, que afean bastante, dichas divisiones no son nada prácticas.
Cada cuadrado de tres por tres metros, colinda con el siguiente, no se respeta
la misma distancia entre una “parcela” y otra, por tanto, alguien tumbado en la
arena dentro de uno de los cuadrados, puede estar perfectamente a solo
cincuenta centímetros de otra persona que esté en la “parcela” de al lado, ¿se
entiende?
Creo que se
están tomando demasiadas decisiones arriesgadas y pintorescas, aunque poco
eficaces realmente para prevenir los contagios, pero quién retiene los deseos
irrefrenables de algunos de ir a las piscinas, a las playas, hacer botellones,
ir a fiestas, manifestarse o hacer escraches a alguien, etc. Sin poder viajar
entre comunidades autónomas, pero ya hay turistas alemanes entrando en
Mallorca, es otra medida que no comprendo, al menos que se les haga test
fiables y entren limpios, sin rastro de la enfermedad.
El caso
inquietante es que en China, donde se supone comenzó todo, experimentan una
segunda oleada de la enfermedad, lo que me hace preguntarme si ahora se difundirá
tan rápidamente y en todas direcciones, como ocurrió con el anterior brote. Si
eso es así, el mazazo psicológico y económico pudiera ser de consecuencias impredecible,
de nuevo vuelta al confinamiento, de nuevo frenazo a la producción, a la
industria y al comercio, de vuelta al teletrabajo obligatorio, cierre de
establecimientos no esenciales y, sinceramente, no sé si seríamos capaces de
soportarlo como país o nos hundiríamos en la más absoluta pobreza y
desesperación. Si seguimos por este camino todo se ve bastante negro, espero
que podamos burlar los devastadores efectos que podría acarrear una nueva
oleada de contagios masivos y muertes.
El
confinamiento lo hemos cumplido con mucho respeto, salvo casos aislados, pero
las imágenes actuales de la gente en ciertos lugares de reunión, nos hablan
como si aquí no hubiera sucedido nada, y eso da un poco de miedo. En muchas
partes de España, la gente se reúne en un número nada prudente para los tiempos
que corren. Hay cantidad de gente descuidada, en cuanto a protegerse y proteger
a los demás, sale casi a diario en los informativos: Playas abarrotadas,
parques donde todos juegan o toman el sol sin precaución alguna y sin guardar
la distancia de seguridad, aglomeraciones dentro de bares, en las terrazas de
los mismos, botellones en zonas públicas, etc.
Esto del
coronavirus se alarga en el tiempo, casi cien días y como mínimo es
preocupante, no para salir corriendo, pero sí para cuidar un poco lo que
hacemos y cómo nos relacionamos con los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario