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Como el
sistema social-político que han elegido los que nos han gobernado y gobiernan,
es el de vivir con fondos ajenos, subvencionados y malversar a su antojo, allá
van todos los políticos a rogar dinero a la UE para paliar los efectos
económicos y laborales de la crisis propiciada por la pandemia del coronavirus.
Evidentemente,
la UE trata de soltar la “guita”, siempre que el Estado español adelgace,
reduzca en lo posible sus gastos, pero cuando una organización te dice eso,
sabe que donde no se debe recortar es en servicios esenciales para el bienestar
de la población, sino en gasto superfluo y duplicado, como es la carga que
supone los miles de políticos colocados por los de su partido, sin utilidad
real, muchas veces son puestos creados con el único fin de dar empleo a uno de
los suyos. Dónde dejamos el absurdo Senado y esa cantidad de senadores que nos
cuestan un pico bien grande, sin atribuciones beneficiosas para la ciudadanía.
Dónde dejamos las duplicidades de diecisiete gobiernos de las autonomías, o las
invisibles Diputaciones, si ya tenemos en cada localidad un Ayuntamiento, y
para las más pequeñas, que se rijan por el Ayuntamiento que le quede más
próximo, pero en lugar de buscar una solución, los políticos duplican para
habilitar más puestos de trabajos para los fieles militantes de sus partidos.
Pero qué hacen
los políticos, pues que en vez de adelgazar esas duplicidades, que por cierto
nos cuestan un riñón, aplican recortes en servicios esenciales: educación,
sanidad, dependencia, etc., porque son unos traidores. Me gusta llamarles así,
estoy convencido de que todo no se puede hacer bien, pero tampoco consiento que
de todos los movimientos donde se mueva algo de dinero, los políticos estén
prestos a llevarse su parte por la cara. No entiendo cómo somos todos unos
sometidos a un sistema, en el que estamos obligados a contribuir en la forma,
en tiempo y con las cantidades que estimen oportunas los mismos que nos roban. No
entiendo cómo llegaron a ponerse al mando de nuestro barco, y no tenemos forma
humana e inmediata de echarles de la embarcación. No comprendo por qué las
leyes tienen secuestrada la acción de la justicia, no pudiendo actuar con
libertad los jueces y fiscales contra la gran cantidad de casos de corrupción
que han atentado contra la integridad del Estado, debilitando la capacidad
económica y, por ende, la mejora y el progreso de nuestra sociedad.
Cuando se pide
dinero para paliar situaciones internas, se está en cierto modo pidiendo un
préstamo, nos estamos endeudando, estamos viviendo por encima de nuestras
posibilidades, por la incapacidad de nuestros gobiernos para proyectar un
modelo de país bien proporcionado a sus necesidades. Este gobierno, como los
anteriores, no puede seguir regalando el dinero público, no se debe regalar ni
un año más los once mil millones a la Iglesia, que subsista de sus fieles, de
sus creyentes o del Vaticano. No se puede seguir manteniendo y subvencionando
una familia real, que es joven, está bien preparada y tiene dos manos y dos
piernas para poder buscarse la vida como el resto de los ciudadanos de este
país. Ya hemos visto cómo se mueve esa gente, sacando comisiones de todas las
gestiones en las que intervienen y, como buenos y ejemplares patriotas,
llevando sus fortunas a Suiza o a cualquier otro paraíso fiscal. No se puede
seguir subvencionando asociaciones de todo tipo, porque hay necesidades en
casa, hay gente que lo necesita, no habéis conseguido, después de gobernar
cuarenta años, el pleno empleo, y eso, tener un empleo, es primordial para
vivir. Vuelve a ponerse de relevancia vuestra traición, torpeza e inutilidad,
no habiendo proyectado un país industrializado como los más adelantados del
mundo. Habéis hecho lo contrario, como cuando Felipe González se obsesionó con
integrar a España en la Comunidad Europea, asumiendo sus mandatos,
desmantelando nuestro tejido productivo, industrial, nuestras explotaciones
ganaderas, agrícolas, pesquera, minera, etc., relegándonos a ser los camareros
de aquellos países que sí mantuvieron su potencia industrial… ¡eso es
traicionar a un pueblo!, no sé a qué tipo de socialismo corresponde eso,
arrodillarse a los pies de los países industrializados del norte.
Ahora
acudimos, una vez más, para que nos den dinero, porque lo único que saben hacer
nuestros gobernantes es comprar votos y apaciguar a los diversos sectores untándoles
dinero. Que reclaman los bancos, pues ahí llevas sesenta mil millones a fondo
perdido, porque nadie les reclama lo que es de todos. Que protestan los
constructores de automóviles, pues ¡hala!, ahí van algunos miles de millones en
subvención para que adquieran sus vehículos. Que reclaman los de la hostelería
por el cierre de sus negocios… que reclaman los autónomos… que reclaman los que
no tienen trabajo, que reclaman… Esto es una barbaridad, la bolsa es precaria,
no tiene liquidez, hay problemas graves, el gobierno ha tenido a los sanitarios
expuestos al contagio y sin entregarles los equipos de protección adecuados,
que la pandemia está aquí y con la apertura apresurada de establecimientos,
porque la economía manda, ya veremos si surge o no el correspondiente rebrote.
Que tenemos que dar empleo a la gente que necesita trabajar para vivir y el
Gobierno sigue regalando nuestro dinero, en lugar de industrializar el país para
generar riqueza, al tiempo que da empleo a los desempleados… ¡el gobierno sigue
sin enterarse!
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