La existencia la vivimos
transitando de una situación a otra, y nuestra sabiduría nos permite vivir cada
una de esas situaciones de la mejor forma posible. Las situaciones son solo
escenas del momento, ni buenas ni malas, solo escenas, y las vivimos cada uno
como mejor nos parece, o como mejor podemos. Lo importante es experimentar y
aprender, conocer, comprender y no temer. Cuantas más prácticas tengamos
realizadas, más sabios nos convertimos si el aprovechamiento fue el adecuado.
Debo ser el dueño de mis
pensamientos y sobretodo de mis acciones, evitando las reacciones, aquellas
respuestas automáticas que se generan ante una excitación que nos llega desde
el exterior. Si funciono de este modo, me irán mejor las cosas, me sentiré más
yo, y menos la prolongación de los actos de los demás.
Mi fin es ser yo, el que ocupa un
lugar aquí en esta existencia porque, como todos, tengo algo concreto que
hacer, experimentar o aportar para el bien y progreso de la humanidad. Esto
suena como bastante arrogante, pero creo que todos estamos aquí para construir
algo entre todos, para el bien de todos, y viendo los momentos actuales de
consternación y beligerancia en este mundo, tenemos, al menos yo lo siento, que
hacer un esfuerzo constante para difundir la necesidad de concienciarnos, para
cambiar el rumbo de los atroces y erróneos comportamientos de ciertos sectores
de la población.
Por lo expresado en el párrafo anterior,
es por lo que no puedo dejar de escribir en este sentido, insistiendo en cada
uno de los escritos en la necesidad del cambio de valores con los que algunos
están actuando en el mundo. Hablando de los daños que esta forma de actuar
provoca en muchas personas ajenas a sus intereses, e inocentes. Es por ello que
hablo de otros valores de otra forma de contemplar el mundo, de otras
esperanzas y de una búsqueda interna que comporta felicidad, verdadero gozo, y
permanente cuando se descubre, pues no se apoya ni depende de nada externo, de
ningún producto que se pueda adquirir y por tanto no nace de nada perecedero,
que es casi todo lo que nos ofrecen las tiendas hoy día.
Una visión más positiva, una
actitud más abierta, un comportamiento más humano que integre: colaboración o
ayuda, amor, respeto y coherencia, no falla nunca si somos capaces de vivirlo
en nuestro día a día. Por lo demás no nos tenemos que preocupar, todo está
hecho, ya lo somos todo, convéncete de ello y deja que se manifieste en ti, las
situaciones más propicias te llegan para que te completes, para que termines de
darte cuenta, para que te puedas pulir, solo tenemos que estar atentos, y verás
a cada persona o se te presentará cada ocasión en su momento, solo debemos
aprender actuando, no preocupándonos.
Cualquier proceso negativo mental
nos retiene, nos frena, no nos aporta, no nos saca de donde estamos anclados.
Cuando hay apertura, buena disposición, ausencia de miedo, deseo de hacer con
la mejor actitud posible, sin reservas, con amor y atención; se progresa. Esto
está al alcance de cualquiera que no se empecine en seguir repitiendo los
errores una y otra vez, escondiendo la cabeza tras ello mientras repite una y
otra vez: “yo soy así, y nadie me va a cambiar”. Yo te pido flexibilidad,
cambiar el punto de vista, que te permitas una vez observar la situación desde
otra perspectiva, para que te des la oportunidad de comprender que tal vez
estabas mal ubicado, si lo haces, tal vez puedas verlo.
Tenemos que aprender de cada
momento, y hay que hacerlo experimentando, pero si siempre haces lo mismo, ¿qué
estás aprendiendo, al menos que los resultados sean altamente satisfactorios?
No hay comentarios:
Publicar un comentario