Hoy nos hemos
enterado que Alemania, República Checa, Hungría, Reino Unido, Dinamarca, Bélgica
y algunos países más van a proceder a cerrar sus fronteras al paso de
refugiados, solo permitirán entrar a documentados y a personas con derecho a la
libre circulación por la UE. Ahora, todos se preparan para defender sus
fronteras, sin importarles las normas europeas o mundiales de acogida a
refugiados en peligro de muerte.
Es posible,
que los demás países se contagien y dejen a miles de personas, que huyen del
horror, perdidas y en tierra de nadie. La climatología arrecia y no tienen
dónde cobijarse, no tienen ropas de abrigo, les faltan alimentos y agua. No se
pueden asear, están cansados, se sienten maltratados, otros son mayores o están
enfermos. ¿Qué va a pasar con esas personas?, ¿es tan fácil decir hasta aquí
hemos llegado, cerrar las puertas de la casa y olvidar a miles de personas
atrapadas en ninguna parte, y sin ayuda alguna?
¡Vaya otoño
que se presenta! Los Gobiernos solo saben decir que están desbordados, que no
hay recursos para todos, que hay mucho paro. Solo ven medidas económicas, sin
darse cuenta de la urgencia de asistir a todas esas personas que van llegando.
Tendremos que repartir lo poco que haya entre todos, por lo menos que comamos
todos. Los Gobiernos podrían congelar, dejar en stand by todas las inversiones
que no sean una verdadera emergencia, e invertir en humanidad, porque va a
hacer falta mucha ayuda y sapiencia, para soportar esta oleada de refugiados,
más los que están en camino.
Se está
provocando el éxodo de población más impresionante, desde la segunda guerra
mundial, y desconocemos las repercusiones que va a tener en el mundo
occidental. Es un movimiento de población bastante abultado como para desestabilizar
los Estados, si no se organizan las cosas bien, o no existe un buen acuerdo
entre todos los países de la UE.
No quiero ser
pesimista ni alarmista, pero cuando he oído que van a cerrar las fronteras y
van a sancionar a los que traten de vulnerarlas. Se puede deducir, que pueden
comenzar episodios más violentos tantos por parte de las autoridades de los
países fronterizos como por parte de los refugiados. La desesperación puede
llegar a ser brutal, las familias están desmembradas. Por un lado, la madre con
algunos hijos y, por otro lado, el padre y otros familiares. El deseo de todos
los refugiados es llegar a sus destinos y poder encontrarse con sus familias.
Si se impide la marcha y no se permite continuar, resultará que habrá miembros
de la familia en diferentes puntos del camino, ¡esto es desgarrador!
Pasará tiempo
para que se haga la calma, para que los Estados puedan absorber y ubicar a
tantas personas, es razonable pensarlo. Mientras tanto, hay una fuerza mayor
que es una necesidad imperiosa, socorrer a toda esa gente, darle cobijo y
alimentos, pero sin hacer un gueto para ellos, sin marginarlos, sino acogerlos
dignamente, como cualquier ser humano se merece en situación de asilo por
guerra en su país.
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