Para algunos
sigue existiendo, como medio de viaje, la máquina de vapor. Eso es lo que
parece cuando vemos el tiempo que tardan en aparecer en escena los que deben
hacer pagar a los delincuentes. Es una vergüenza escuchar lo que se escucha hoy
en día, así como lo que se espera escuchar, pero de lo que nunca hablan; supongo
que lo harán dentro de diez o quince años.
No estoy
seguro de lo que debo hacer ante la manipulación tan burda. No sé qué debo
hacer, en el fondo sé que habría que quitar a tanto inútil como tenemos en
posiciones de mando y poder. Se merecen que se les quitara por las buenas o por
las malas, pero como hacerlo por las bravas, que no es que no se lo merezcan,
sería un delito e incivilizado, quedan dos vías más: la lucha pacifica
constante (tipo Gandhi) o, dejarles de votar (no querer saber nada de la sucia
política que tienen instalada en la sociedad).
Hay un
problema para aplicar la lucha pacifica constante, que la gente tiene el culo
pegado al sillón y le cuesta mucho movilizarse y luchar por lo que es suyo. La
gente ha confundido el exigir sus derechos con algún tipo de violencia, cuando
no lo es. A la gente le cuesta hacer valer lo que marca la ley, evita
enfrentarse al que tiene al otro lado, muchas veces, imponiendo lo que no es
ético, sino inmoral y hasta ilegal. La gente debe despertar del letargo y del
complejo que padece, pues de estos se están valiendo los pícaros empresarios,
políticos y gobernantes.
No querer
saber nada de todo el bochornoso montaje gubernamental de este país, es hasta
saludable, pero, precisamente, lo han hecho de esta forma; para hastiar y que
se les deje hacer. Han creado un sistema tan cruel para el ciudadano y tan
apartado de este, que, además, no permite su intervención; provocando
impotencia y mucha resignación. La gente se aburre que se repitan los mismos
hechos delictivos sin que nadie intervenga, y comienza a llegar al grado de
olvido y desidia pretendido por los actores de tan amañado sistema
institucional.
Soy mayor y
lamento tener que contribuir, por la fuerza, con un sistema que abandona los
problemas de las personas, con tal de pertenecer a un club u otro. Lamento
estar gobernado por personas que viven tan alejadas de la población y que no
tienen como objetivo primero el bienestar de las personas. No digo que los que
nos gobiernan se levanten y pongan los pies en el suelo con el propósito de
hundir el país, pero sí digo que lo están haciendo bastante mal. Les rodea una
élite, que le agasajan e impide el contacto directo con los ciudadanos;
mientras les conducen hacia un lugar de su interés, no del nuestro.
La lucha
desgasta, qué duda cabe, tal vez se paga un precio por ello. Pero vivir con la
cabeza gacha toda la vida es indigno y humillante. Que nos roben delante de las
narices, como llevan haciendo toda la vida, significa el enriquecimiento de
unos pocos a costa de la aportación de todos nosotros. ¡Basta de seguir
alimentando un sistema corrupto!
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