Con respecto
al tema de independentismo catalán, he oído a algunas personas españolas, que
dicen, que del mismo modo que es democrático consultar a los catalanes si
quieren su independencia; tendría que consultarse al resto de los españoles si
queremos prescindir de Cataluña como parte del territorio nacional.
España incluye
los territorios donde se asientan todas esas personas que quieren
independizarse. ¿Cómo se arregla este tema tan delicado?, ¿se les tendría que
vender los territorios?, ¿tendríamos que hacer un referéndum todos los
españoles para decidir si se ceden estos terrenos a gente que no quiere ser
española y reniega de serlo?
Avanzo y, en
cada instante, se complica más el asunto político catalán. Yo, desde aquí, no
sabría qué hacer para contentar a los catalanes y al resto de los españoles. Es
justo pensar que tanto derecho tienen los catalanes para querer ser independientes,
como que el resto de los españoles quieran seguir conservando su territorio
íntegramente. El problema es un embrollo de dos pares de cojones.
Una cosa es la
condición de sentirse libre de ataduras hacia el Estado español y otra, bien
distinta, es arrancar un trozo de tierra a España. ¿La van a comprar?, ¿alguien
se la va a vender? A mi se me ocurre, que una posible solución sería política,
estableciendo una nueva legislación de Estados federales, donde todos
formáramos España, pero cada uno tuviera sus leyes y se administrara de manera
diferenciada. O esto, o habría que invitar a los independentistas a salir de
España y que se compraran entre ellos una isla y declararan una república allá
donde se ubicaran. De esta manera, ellos obtendrían la independencia tan
deseada, y España seguiría siendo el territorio que es en la actualidad.
De veras que
no trato de fastidiar a nadie, pero no alcanzo a ver otra solución. De
inmediato cada Comunidad Autónoma se convertiría en Federación, con relación
fluida con las demás, al menos, así debería ser, pero con leyes propias y
Administración independiente. Se pondría fin a un Gobierno y a una Administración
centrales, o quizá tuviera que existir alguno que hiciera de coordinador de las
federaciones y les representara ante los organismos europeos y mundiales.
Aunque sería un ente sin poder de decisión en cada una de las Federaciones.
Estos son problemas
profundos, que vienen enraizando desde hace muchos años y que deben ser motivos
de estudios profundos y largas conversaciones, para encontrar puntos de
encuentro. Hace falta mucha voluntad política por ambas partes, para hallar la
formula mágica que satisfaga a todos. Desde luego, las amenazas y las
acusaciones no arreglan nada sino que empeora la posible llegada de una
solución debatida y democrática.
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