Es terrible el
asunto de los refugiados provenientes, principalmente, de Siria. Son terribles
las imágenes de hace dos días del pequeño de tres años ahogado, boca abajo, en
la orilla. Difícil papeleta la del policía o gendarme al que le toca tener que
cogerlo y quitarlo de la vista de las cámaras.
Pero el tema
no queda ahí, a miles de personas les engañan cuando no les transportan hacia
donde quieren viajar. Tienen billetes que les han sido expendido, pero les
niegan montar en los trenes y, cuando lo hacen, les apean en un lugar diferente
al de destino para hacinarles en campamentos de acogida; privándoles de su
derecho a realizar el viaje por el que han pagado.
Hay dirigentes
que incumplen con las leyes de asilo y acogida a los refugiados, que huyen de
sus países por que temen por sus vidas. Lo hacen no acogiéndoles o, bien, no dejándoles
pasar por sus países y, lo peor de todo, es que les tratan de ahuyentar como si
fueran malhechores o ganado; les lanzan botes de humo, gases o pelotas de goma.
La insolidaridad de ciertos dirigentes es de vergüenza. La falta de humanidad
de estos, que solo miran el dinero es terrorífica. Culpan a Alemania de todo,
quieren que sea ese país el que acoja a todos los que lleguen. Hacen presión
para que Alemania les apruebe cantidades de dinero y, entonces, acceden a
acoger. Incluso dicen estar dispuesto a recibir al total de refugiados de la
cuota de reparto que les corresponde, cuando días atrás decían no estar de
acuerdo o no poder hacerlo.
Los ciudadanos
de casi todas las grandes ciudades de España, y otros países europeos, se han
puesto de acuerdo para brindar sus hogares, dando una lección de solidaridad y
humanidad a los dirigentes. Indicando, una vez más, el camino a seguir, el que
pretenden los ciudadanos y mostrando, al mismo tiempo, el error de las
políticas egoístas y avariciosas de los Gobiernos.
El mundo tiene
que ser otra cosa diferente a lo que están construyendo las políticas erróneas
implantadas. La humanidad y sus problemas tienen que estar por encima de los
intereses económicos. Sabemos que hay una minoría que ejerce su poder por tener
mucho dinero, pero si el resto, que somos la mayoría, no nos sometemos a sus
dictados; no tienen nada que hacer, que se queden solos y se pudran con sus
dineros.
Es muy fácil, convirtámonos
en hormiguitas mirando por lo que es de todos. Olvidemos a esos grupos de poder
que operan desde la sombra, dejémosles a un lado. Proyectemos una sociedad
donde se emplee nuestro dinero cuidadosamente, donde no se despilfarre ni un
solo euro. Queramos ser productivos mediante el buen trabajo de todos. Hagamos
campaña para educar a todos los ciudadanos en este sentido, que todos lo
sintamos, para que todos luchemos por mejorar nuestra situación, y la del país,
cada día. ¡Es imposible que fracasemos!
Mi cabeza lo
ve y si se puede imaginar es porque se puede llegar a alcanzar o realizar. Es
un giro de timón y retornar a la vía principal, dejar el atajo de las promesas
de las mafias, de la ilusión del enriquecimiento rápido y, sobretodo, de
suponer que esa es la única manera de vivir.
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