Es como si estuviéramos
encerrados en una jaula llamada España. En una jaula de corrupción desde la antigüedad.
¿Cuánto se habrán llevado, para sus bolsillos, todos aquellos que han tenido
poder en este país? Eso es difícil de concretar, habría que investigar a fondo
todos los documentos de la Administración. Habría que auditar seriamente todos
los contratos, los proyectos, los presupuestos, las facturas, los pagos, etc.
A la vista de
lo que viene sucediendo, de los numerosos casos de corrupción que se están
conociendo, podríamos decir que nos han estado atracando durante toda la vida.
Siempre hemos pagado los ciudadanos, los que cambiaban eran los que se lo llevaban.
La gestión de España significa mover mucho dinero, fueran pesetas antes o euros
ahora. Es una gestión tan elefantiásica, en la que intervienen tantos
departamentos diferentes, tantas empresas públicas, tantos dirigentes, etc.,
que es fácil desviar o distraer dinero. Los millones de pesetas, antes, y los
millones de euros, ahora, se han empleado, muchas veces, en asuntos ajenos a
los ciudadanos. Se han gastado en proyectos particulares de algunos o de
algunas organizaciones o, bien, han terminado en cuentas en Andorra, Suiza,
paraísos fiscales, etc.
Es una jaula,
en tanto en cuanto, no permite el anarquismo como medio de vivir al margen de
lo establecido; puesto que lo establecido está corrupto. Le he llamado
anarquismo, pero simplemente, quiero llamar la atención sobre la que podría ser
una forma de vida elegida por los ciudadanos, distanciada del orden impuesto, por
otro lado, bien calculado y blindado.
Si los autores
de las tropelías tuvieran la valentía de poner negro sobre blanco todo lo que
ha sucedido en España, desde que existió dinero y se recaudaba del pueblo. Creo
que el horror nos recorrería nuestros cuerpos. Seguramente, podríamos seguir
tan ricos como en algún momento de la historia lo fuimos. Posiblemente,
podríamos seguir siendo admirados por el resto del mundo, como potencia
industrial, comercial, tecnológica, en investigación, etc. Pero tanto esplendor
se ha esfumado al mismo tiempo que la avaricia de muchos se acrecentaba. El
egoísmo reinante en España, la ambición desmedida, la locura de algunos, etc.,
nos han ido empobreciendo paulatinamente. Nos ha quedado esta jaula, que siguen
tratando de hundir y exprimir los gobernantes más recientes. No escarmientan,
no despiertan, siguen en la misma espiral, consideran el mundo político un
mundo de negocios, de privatizaciones, de comisiones llamadas donaciones, etc.
España se dejó
desindustrializar por mandato de Europa, si quería que su nombre sonara cuando
se nombrara a Europa debía obedecer y no hacer sombra a otros países más
avanzados con los que nuestra industria podía competir. Para que eso sucediera,
esta jaula ha tenido pájaros que se han dejado desplumar, nunca mejor dicho,
con tal de pertenecer a un club, que lo primero que nos ocasionó fue la pérdida
de poder adquisitivo. Con la entrada del euro, todos los precios subieron un 66
%. Lo que costaba 100 pesetas, aprovecharon los señores tenderos para subirlos
a 1 euro.
Algunos hablan
de regenerar y creo que hay que comenzar por construir algo diferente. La jaula
hay que desmontarla, se llame constitución o como quiera llamarse. Hay que asentar
nuevos cimientos y alzar nuevas construcciones. Si queda algo de lo anterior o
gente del pasado, volverán a querer hacer las cosas tal como aprendieron a
hacerlas y nos volverán a saquear.
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