Como muchos
sabrán, en Marzo de este año, un avión alimentado únicamente con energía solar
realizó la travesía entre China y Hawai.
El avión Solar Impulse II recorrió 8500 Km en un viaje que duró 130
horas, seis días y seis noches, repartido en 12 etapas.
Después de
esta proeza, cómo pueden seguir argumentando que el coche eléctrico, no es una
realidad ya por motivos de autonomía. No pueden seguir engañándonos las
autoridades comisionistas de las ventas de combustibles fósiles. Hay tecnología
suficiente para que podamos desplazarnos sin que hacerlo nos cueste un euro,
pero eso significa, dejar a los Estados sin unos ingresos considerables que en
estos momentos están recaudando.
Una vez más,
vemos que se adoptan las medidas que mayores beneficios producen, pero que no
son las que más interesan a los ciudadanos ni al medioambiente. Una vez más,
comprobamos la falacia en la que vivimos, cuando hay gente desaprensiva
dirigiendo el mundo.
Tímidamente,
los fabricantes de coches hacen vehículos híbridos, que no terminan de
solucionar nada, pero que engolosinan a los futuros compradores, ofreciendo un
consumo de combustible más ajustado. Sobretodo, cuando se circula por debajo de
los 50 Kms/h, pues en esos momentos el vehículo se mueve usando el motor
eléctrico. En la ciudad puede ser un alivio, pero en el uso normal del automóvil,
cargado y con velocidades superiores o acelerando, poco interviene. Es un
engaño, atendiendo a que existe la tecnología suficiente para no necesitar
repostar, como ha demostrado el avión al mantenerse en vuelo durante 6 días
completos, incluidas las noches.
No pueden
seguir con el cuento de las baterías, de la autonomía o que tengamos que
enchufar el coche y tener un coste por movernos o viajar, si está el amable
sol, que nos cede gratis su energía para hacerlo posible.
La industria,
las autoridades y los productores del petróleo, se reúnen a nuestras espaldas para
proyectar las novedades tecnológicas entregadas con cuenta gotas, para no
llegar a frenar totalmente al progreso, pero para que no se rompa íntegramente
con la dependencia a la que nos tienen acostumbrados. Así, todos ellos
continúan haciendo negocio y nosotros seguimos gastando nuestro dinero.
Los ricos se
niegan a dejar de ser ricos, cueste lo cueste, arruinen el Planeta o lo que
tengan que destruir. Les da lo mismo, se niegan a perder su imperio, el de
haber tenido la suerte de tener bajo su suelo algo que no es de nadie sino del
Planeta.
Si los gases
de los millones de automóviles circulando están propiciando el cambio
climático, por qué los Gobiernos no han legislado para prohibir los motores de
combustión interna. Primero, porque no tienen pelotas de hacerlo y, segundo,
porque están a las ordenes de los productores de vehículos y del petróleo.
Los coches
eléctricos no tienen mantenimiento, no necesitan revisiones, ni cambios de
aceite, no llevan filtros ni las miles de piezas o recambios que llevan los
coches actuales. Los coches eléctricos no requieren ir a los servicios
oficiales y esto pondría fin a los talleres oficiales y a los fabricantes de
recambios. Tampoco necesitan combustible, y la venta se reduciría a la
industria y para las calderas residenciales. Venderían infinitamente menos
combustible que en la actualidad, y esto no daría para más excentricidades como
las ciudades construidas en los desiertos, baños de oro en los palacios, y
cosas así. ¡Que no nos sigan engañando!, que somos mayorcitos.
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