Esta mañana acompañé a mi padre a
su entidad bancaria, quería que una de mis hermanas y yo estuviéramos en su
cuenta bancaria como personas autorizadas. Mis padres son mayores y así podemos
hacerles las gestiones que necesiten realizar con el banco, sin que se tengan
que personar ellos. Pude observar, de nuevo, que la gente está acostumbrada a
comprometerse lo menos posible, y suele “despachar” a los clientes como mejor
les parece. Llevábamos dos impresos rellenos y firmados tanto por mi hermana,
por mí, como por mis padres, tal como nos solicitaron. El empleado abre una
pantalla de ordenador y se pone a escribir, pliega los documentos y se dispone
a guardarlos al tiempo que nos dice que ya está todo arreglado. En ese mismo
momento le hago saber que quiero una copia sellada y fechada de cada documento
entregado, puesto que en los documentos indicaban los derechos que tenían las
personas autorizadas. Justo en ese instante nos dice el empleado de la sucursal:
¡ah, en ese caso tengo que terminar de hacer la gestión ahora!, ¿en qué
quedamos, estaba o no estaba todo arreglado?
Estoy tratando de referir un caso
que se corresponde con otros cientos de casos similares, en los que los
empleados de comercios, tiendas, bancos, etc., están acostumbrados a ser poco
serios, y no piensan en los clientes. Están habituados a no dejar rastro de
nada o de casi nada, a menos que se les exija, cuando tendría que ser lo normal
y lo legal. Tienen la política de no entregar justificantes y, mucho menos,
algún documento que pueda ser utilizado por un cliente para hacer una posible
reclamación o petición de sus derechos. Existe poca transparencia en las
transacciones comerciales y en la atención al público en general. Si exiges
eres, según ellos, de los que te la coges con papel de fumar, vamos, un tiquismiquis,
un protestón o como te quieran calificar.
Cuando suceden estas cosas
siempre me pregunto si esas personas de esas empresas y bancos, cuando contratan
algo para sí, son tan descuidados tal como muestran ser con sus clientes en sus
puestos de trabajo. Si la ley dice que hay que actuar de tal o cual forma, por
qué no se hacen las cosas bien, por qué no se respeta. Estamos hablando en el tema
burocrático que nos guardan las espaldas a los consumidores, en ningún momento
quiero que se me entienda que las leyes injustas haya que cumplirlas al pie de
la letra, no voy por ahí, soy mucho más rebelde. Siempre lo he pensado y dicho,
si las leyes son injustas lo que debe hacer la población es desobedecer, no
aborregarse y conformarse. Hay que reclamar lo que nos corresponde, y cuando
estás haciendo una gestión hay que documentarla. Te tienes que llevar a casa
todos los justificantes que hagan posible que toda esa letra pequeña, que como
era en esta ocasión hablaba de derechos en el servicio a favor del cliente, no
se lo quede el banco; pues en el futuro podrías tener que hacer uso de dicho
contenido, pero tuve que pedirlo.
Sin embargo, cuando en un
hospital te citan para realizarte una prueba radiológica que requiera
contraste, tienes que firmar por adelantado tu conformidad y tu responsabilidad
ante todo lo que pueda salir mal. Cargan a tus espaldas algo que su ley
particular o privada hace que les descargue de compromiso a los profesionales
de la sanidad. Algo parecido a lo que sucede en los talleres de automóviles, en
los que dejas tu coche y te ponen por delante unos impresos que debes firmar,
para autorizar la reparación sin darte presupuesto y, de nuevo, descargando de
responsabilidad al taller si desaparece algo del vehículo, aparece un bollo que
no tenía, etc. Para terminar, es curioso el ticket que te dan las empresas de aparcamientos
y Vobis, en los que en letra minúscula te advierten de que no son responsables
de nada que le suceda al coche mientras se halle estacionado bajo su supuesta
vigilancia. ¿Para qué pagamos, para que ordenen los coches en las calles?, ¿es
que nadie se hace responsable de nada, nadie se compromete en este país?